jueves, 15 de agosto de 2019

Si me lo permiten...


Creo que es acertado afirmar que todo aquel que crea en Venezuela en este momento es porque cree en una oportunidad, una posibilidad:

- La posibilidad de que lo maten de un disparo en un intento de atraco (como murió José Luis Lara el guitarrista guayanes) o por una bala indirecta (como cayó el pequeño futbolista de mineritos en una de nuestras inseguras carreteras).
- La posibilidad de morir de alguna enfermedad mayor, menor o ya erradicada sólo por la imposibilidad de ubicar la medicina necesaria o poder comprarla en el país.
- La posibilidad de sufrir la amarga despedída de familiares y amigos que fueron más inteligentes y decidieron irse antes.


No hay razón alguna para inmolarse por un pedazo de tierra, ni por la excusa de quedarse ahí para reconstruir lo destruido cuando la cosa cambie. Aquel que aun está ahí por algun familiar, o porque no tiene medios, mi mayor deseo es que resista con fuerza y temple buscando siempre la forma y el modo de salir, salir pronto y sin mirar atrás. 


Aquel que tenga los medios para huir de esa sentencia de muerte prematura llamada Venezuela, por favor que lo haga. Ya la política global se está encargando de lo que el pueblo en las calles no puede hacer para sacar a esa dictadura asesina, pero los mecanismos son durisimos y puede tomar muchos años para que surtan efecto, o por el contrario no lograr nada como paso en Cuba.


Así que, ¿Vale la pena esperar "ene" tiempo por ese borroso y dudoso futuro? ¿Vale la pena jugársela por esas posibilidades que nombre más arriba? El que se queda de corazón lamentablemente esta enfermo precisamente de eso, de sus propios sentimientos que le traicionan toda lógica y sentido común, por su futuro o el de sus hijos.


El que se queda por orgullo, de no dejar el trabajo de toda una vida o lo material que consiguió, se aferra a un espejismo. El trabajo perderá su sentido y razón de ser porque la pobreza y escasez lo afecta a todo, lo material se deteriorara y perderá irremediablemente su valor ante lo costoso o imposible de arreglarlo. Entonces, son todas ilusiones de una vida que ya no es la misma.


No se queden en un lugar que inconscientemente los hará habituarse a la carencia y la mengua. Ese mero hecho les arrebata la vida de una sola vez, y los hace sentir, sin saberlo, que no son merecedores de algo mejor, de una vida normal.


¿Vale la pena empezar de cero en otro lugar? ¿Sin nada? Si pensamos en la vida que estamos dejando atrás, la ilusión de esa vida, por supuesto que no lo vale. Pasaríamos cada día en la nueva tierra pensando en lo que dejamos, la casa, carro, cosas, gente, lugares, recuerdos, y a medida que pasara el tiempo seria peor porque añadiríamos a ese dolor cosas de nuestra imaginación, cosas que tal vez ni pasaron de la forma en que creímos. Matizaremos esa vida pasada y la haremos más bonita de lo que fue, alimentando las ganas de volver ante lo difícil que resulta la nueva aventura. Porque si, es muy difícil. 


Pero ahora, ¿vale la pena empezar de cero por la oportunidad de en algún punto del tiempo conseguir una vida donde tengamos cubiertas al menos las mínimas necesidades vitales? ¿Donde la posibilidad de vivir dignamente este en funcion de nuestra lucha y no en manos de una dictadura que lo que se ve que quiere es que nos vayamos de nuestra patria o que nos muramos? Viéndolo así vale toda la pena del mundo empezar de cero. Vamos a sufrir y llorar por lo perdido, tal vez más que los que se quedan allá viendo morir al pais, porque la vida fuera es arrecha!! 


Pero afuera tendremos LA oportunidad. La lucha por nuestras vidas y de nuestras familias será real, tangible y sobretodo lógica. Venezuela hoy es un yermo. Un lugar tóxico para todo aquel que sienta que merece más en la vida. Y por eso hay que salir de ahí.

Si hemos de volver, volveremos cuando la marea baje, cuando la contaminación pase, y con lo que hemos aprendido fuera haremos un mejor trabajo  por nuestra patria. Seremos venezolanos maduros, de valor, con ética, y trabajadores porque habremos aprendido con sudor y sangre lo que valía nuestro  país, y las razones de por qué vale la pena recuperarlo y luchar por el más adelante.


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