lunes, 9 de junio de 2008

Decirle NO a la Historia














La incredulidad ante un resultado imposible, la sorpresa de ver el marcador al reves, querer mirar de nuevo porque parece que vimos mal, repetirselo no una, sino más de diez veces para ver si con eso engañamos al cerebro y le hacemos creer lo increible. Artilugios de una mente acostumbrada a lo adverso ante un rival literalmente imbatible, que por primera vez en la historia cae a los pies de un pequeño emulando al David de Goliat aunque sea por una vez de unas mil.


Giancarlo Maldonado, arrancaba por la derecha, burlando el fuera de juego enemigo y tras un pase elevado del no tan novato Ronald Vargas, a casi tres cuartos de cancha y sin defensas que le molestasen, encara nada más y nada menos que al arquero del A.S ROMA y heroe de la Copa America del año pasado, Doni. Clase mágistral, olfato de goleador, y una media vaselina dieron cuenta del experimentado arquero, que tal vez no esperaba sinceramente mucha creatividad de un jugador venezolano. El globito del balón en camara lenta y su anidada en la red me hicieron decir GOL! pero con el signo de interrogación justo delante del de exclamación: GOL!?...O sea, que??


El Pentacampeón Mundial del Futbol, Brasil, miraba cómo un diminuto jugador le robaba las espaldas con personalidad, caracter, definición y total irrespeto, poniendo el careo a favor de la ex "Cenicienta" de Suramérica por primera vez en su historia ante semejante rival. Recuerdan cuando ganarle a Venezuela era un trámite? El "Out que regala la liga" en la mejor jerga del beisbol. Pan comido, un tiro al suelo, morirse de viejo, etc etc etc. Me imagino que antes los directores tecnicos le decían a sus jugadores: Muchachos, emborrachense hoy!, no importa, mañana jugamos contra Venezuela". Eramos la vulgar "caimanera del continente". Requetesabido era por todos que Venezuela llegaba era a tirar balonazos desde media cancha a ver si de vaina con un rebote loco entraba el balon en el arco contrario, o en su defecto, llegabamos con la firme determinación de repartir patadas a quien fuese a fin de lesionar al jugador clave y aprovechar la coyuntura para sacarles ventaja, por supuesto, con balonazos desde media cancha.


La mediocridad era ya sinverguenzura y lo que daba era risa ver a la selección jugar, si es que alguien alguna vez la vió en su etapa oscura. No habia carácter, ganas de ganar, ni personalidad en el jugador venezolano. Era la costumbre de salir con las tablas en la cabeza con cada partido y luego echarse los palos cagaos de las risas con el tipico humor del venezolano de reirse de sí mismo al extremo de perderse el respeto. Sinceramente es nuestra mejor cualidad pero definitivamente es una espada de Damocles y en el futbol nos puso de rodillas durante muchos años.


"Que bolas, jajaja volvimos a perder....uno más pal saco! Anotame otra ahí primo como el piazo el Gol que nos metieron los Bolivianos del coño esos!", porque de bolas!, si perdíamos era con el peor, y por goleada, y el tema era segurito para cagarse de las risas en una taguara con los demás compañeros del equipo. No había etica y lo demostrabamos en todo. Hasta era un chiste de los más buenos el que se comentaba de que los jugadores Venezolanos después de perder por goleada con Brasil, al terminar el partido iban a pedirle autografos a Ronaldo, Roberto Carlos, a Cafú porque eran las "estrellas" del momento. "Gracias por dejarnos en ridiculo, y en casa!.. Me firmas este autografo?. Que diga: Con cariño de Robertiiinho!". Inconcebible!


Pero la Era Paez tenía que llegar. Recuerdo que ese timonel, aunque loco de perinola, le imprimió a los jugadores un caracter de irreverencia hacia sus congéneres de los otros países y un respeto hacia nuestro futbol y sus capacidades. Y eso se vió cuando la "Vinotinto" emergió de la tumba y empezó a ser tomada en serio. Los triunfos dieron seriedad y personalidad a una selección que poco a poco ha escalado a posiciones impensadas en otra época. Todas las selecciones de Suramerica (menos Argentina) fueron cayendo ante los "lanceros de Paez", y algunas en circunstancias sorprendentes e increibles. El "Centenariazo" en Uruguay, donde la Vinotinto arrastró 0-3 a los gauchos en su propia casa frente a más de 80 mil personas, o en Quito, donde los venezolanos silenciaron a todo un estadio con un Golazo de más de 40 metros de Jose M. Rey, son todos ejemplos de un proceso que a pasos firmes busca alcanzar por primera vez un Mundial y aparecer en los albumnes de Panini.


Pero ganarle a Brasil estaba en otro contexto. Era un salto muy grande que ningún venezolano esperaba que sucediese tan pronto, o que sucediese nunca. Los amazonicos tenian un repertorio muy amplio de palizas en toda la historia de los vinotinto que no había en la mente de nadie ni la más remota posibilidad de que al menos se le pudiera empatar a esos extraterrestres. Eran mágicos, eran Galacticos y mejor dejabamos el sueño hasta ahí, mejor darle pelea lo suficiente como para no perder tan feo.

Giancarlo había colado el primero ante un estupefacto estadio Gillet en Foxborohg USA, vestido totalmente de amarillo verdoso. Nadie aplaudio el hábil gol del pequeño ariete, ni yo, porque simplemente no creia que eso pudiera estar pasando. Pero era hora de decirle NO a la historia y romper con los paradigmas. Brasil arrancó a pisotear a los criollos fuera de casa y recibieron el balde de agua fría de un equipo dispuesto a más que pelear. Todas las estrellas de la Canarinha se lanzaban en un despiadado ataque por todas las bandas pero todas se estrellaban contra un mural de defensa poca veces visto en los vinotinto. Faltaron Kaká y Ronaldinho pero el resto de las estrellas estaba en el campo batallando para empatarle al que jamás se les había adelantado.


La incertidumbre y sorpresa se volvieron alegría y regocijo cuando Ronald Vargas, con pase de espaldas de Juan Arango, se coló hábilmente por la derecha, encaró a dos defensas y con grosera "bicicleta" a lo brasilero se llevó por delante a Luisao para batir con chute cruzado a la derecha a Doni y clavar el 0-2 en el marcador apenas en el primer tiempo y dejar loco a todo un estadio que debía estarse preguntando: De donde salieron estos tipos?.


Venezuela aguantó el segundo y esperó con seguridad y aplomo el desesperado y esperado ataque de los dolidos brasileños. Hubo magia de los amazonicos algunas veces pero la providencia, la ferrea defensa y algo de suerte le dieron a la vinotinto el dulce sabor del triunfo fuera de casa ante el todopoderoso, ante Goliat.


No hubieron autografos al final porque el ganador no fue el esperado, el estadio ya estaba medio vacío sin haber terminado el partido, y los Vinotinto no necesitaban ni aplausos extranjeros ni autografos de las estrellas porque ellos eran ahora sus propias estrellas. Abajo, bastante al sur, había un país esperandolos con incredulidad y alegría rebozante de ganarle al grande. Ahora pueden echarse los palos con satisfacción y decir: "Nos clavamos a los Penta, anotame otra primo y me anotas también ahora a Argentina, porque ahora le toca a ellos".




Arriba Vinotinto...Arriba el Orgullo Venezolano.

jueves, 15 de mayo de 2008

El hombre que nunca llegó

Que sentiria yo si me dijeran que mi padre no es mi padre sino mi hermano, y que el que yo creía mi abuelo es en verdad mi padre? Se que parece un culebrón al mejor estilo de Delia Fiallo o Leonardo Padrón, pero trato de imaginar cómo me sentiría yo si me develaran tal clase de farza después de 27 años pidiendole la bendición a un sute y escuchando los consejos del hombre equivocado. Bueno hay casos y ejemplos peores como el que tu no seas hijo de nadie de los que conoces sino de la sirvienta de la casa o del jardinero, a los cuales te le pasaste media vida pateandoles el culo por un sandwich o por que se te atravesó, pero ellos siempre supieron guardar el secreto. Que basura verdad? Un poco más y termino en Maria la del Barrio o algo parecido.

Mi intención con todo esto es hacerles sentir el peso que cae sobre uno cuando te dicen que lo que diste por sentado durante toda tu vida es en verdad un embuste bien montado o la mayor farza desde Milli Vanilli (si no sabe quienes fueron ellos entonces usted es de Pokemón para aca asi que mejor olvídelo o metase en wikipedia y riase un poco con la triste historia de esos locos). Es un balde de agua fría en el que, cual fórmula matématica, el crecimiento de la incredulidad es directamente proporcional al tiempo que tengamos creyendonos el embuste revelado.

Cuando estamos tan acostumbrados a saber y creernos algo, es más dificil que alguna cosa nos haga pensar lo contrario, aún cuando tengamos las pruebas al frente, aún cuando la verdad esté mas clara que el agua, y más aún cuando los pelos negros del burro nos los estén mostrando, nosotros tenderemos más a negarlo tercamente sin chistar que a querer constatar y analizar las supuestas pruebas que nos estan enseñando. Por más que seamos o tratemos de ser liberales, libres pensadores, "open mind" o lo que sea, menos conscientes estamos de nuestro apego a lo cotidiano, a lo conocido, a lo que damos por sentado, a la verdad absoluta que nos hace vivir seguros.

Hace ya casi 40 años tres hombres se embarcaron en una misión jámas intentada por hombre alguno en medio de la carrera más absurda después de la del conejo y la tortuga - hace poco me enteré que no era un conejo sino Aquiles "el de los pies ligeros", heroe de Troya, el que corría contra la tortuga, poniendo la vaina más absurda aún y haciendome preguntar por qué el afan de inmiscuir a una tortuga siempre en el pleito? - . En fin, la carrera no era otra que La Carrera Espacial. Dos ambiciosas naciones enfrascadas en una lucha por quíen orinaba más lejos creyeron que tendría algún sentido el tirarse a los cielos a ver quien escupía personas más lejos en la inmensidad del espacio. En sus marcas, listos, fuera!!!. La URSS arrancó adelante, puso a Yuri Gagarín a dar vueltas a la tierra y lanzó a una inocente perra a su suerte al espacio para que todos vieran y se convencieran de que en verdad "todos los perros van al cielo".

USA lanzaba y explotaba cohetes dando traspies y haciendo el ridículo público mientras los rusos bailaban la "Mamusshka" en órbita por lo que las cosas no se veian buenas para Nixon, presidente de los gringos en aquella época. Luego JFK, que se tiró tres para señalar con su dedo al espacio, y cual Babe Ruth anunciando su mítico jonrón pronosticado, se atrevió a vaticinar que al final de la decada de los sesenta USA tendría a un hombre parado en la Luna. Su popularidad se disparó igual que las misiones Apollo.

En 1969 llegó el año indicado por JFK. La habían fregado durante los años anteriores y tenían que reinvindicarse por los millones de dolares lanzados con la ambiciosa mision Apollo. Ese año todo el planeta vio como tres hombres se lanzaron al espacio en busqueda del fin "ultimo", llegar a la luna. "The Eagle has landed", "El Aguila ha aterrizado" fueron las palabras de Michael Collins para decir que la nave había tocado suelo lunar. De ella se bajó un hombre de traje blanco que descendió por una chucuta escalera y desde casi el décimo escalón se lanzó para dejar una "huella" bien profunda en el suelo del frío y muerto satélite. Los ojos del mundo estaban puestos en esa llegada, en esa imagen horrorosa que mostraba la televisión de los astronautas norteamericanos haciendo historia. "Un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la humanidad" fueron las palabras de Neil Amnstrong para decir: Ganamos! Ganó la tortuga!

Yo no estaba vivó obviamente para esa época, pero mi padre me contó siempre a modo de chiste que mi abuelo decía jocosamente: "Caraj! Usted va a creer eso? Esos estan metidos bajo una mesa grabando esa vaina!". La ironía del chiste se hizo eco, y con el paso de los años y el avance de la tecnología, un halo de misterio empezó a rodear al evento histórico del milenio y que no se volvió a repetir desde la ultima misión Apollo hasta nuestros días.

En los últimos años ha surgido una controversia de connotaciones globales sobre el viaje a la luna, con teorías que han hecho uso de las propias pruebas visuales y fotográficas traidas por los astronautas, con el fin de probar de algún modo que la llegada del hombre a la luna jamás pasó.Infinidad de documentales, análisis de pruebas y videos secretos han inundado la internet y han puesto hasta a la NASA en pie de guerra contra estos "escepticos" que buscan echar por tierra el mayor logro de la humanidad.

Pero ahora bien, por qué inventar algo así? La respuesta tendría connotaciones políticas muy ligadas a la administración norteamericana y esa es otra controversia más profunda que hace para muchas personas más dificil el asumir posturas distintas porque sienten que lo político nada tiene que ver con lo histórico. Lo que si es cierto es que nuevamente el viaje a la luna está inmerso en una nueva carrera: La carrera por la Verdad.

Se imaginan entonces que la llegada del hombre a la luna haya sido todo un fraude? Que todo ese alunizaje, huellas y puesta de banderas norteamericanas haya sido grabado en un estudio en tierra firme?. Piensenlo un segundo y escupan una respuesta para que se den cuenta qué tan apegados estamos a la verdad absoluta que nos han mostrado durante toda nuestra vida. Yo jamás creí que ese evento llegaría a ser cuestionado con tal grado de convicción científica y les aseguro que mi primera impresión fue: No puede ser!

Pero mi curiosidad superó mis creencias y decidí palpar el otro lado de la moneda. Vi los videos, los documentales, las pruebas de la "verdad" y todo esto me ayudó a adoptar por primera vez mi posición respecto a ese hecho. Pero más que los videos y las pruebas, lo que sí me impresionó fue ver la diversidad de los comentarios de todas las personas que vieron esos documentales. Comentarios diversos, opiniones encontradas, "verdades" propias, discusiones eternas como las que se ligan a la política o a la religión. Era el choque de las verdades. Verdades muy profundas que son muy dificiles de cambiar en algunas personas. ¿Cómo podríamos dilapidar el evento histórico que nos hizo más grandes que nuestro propio ego?, ¿Como vamos a aceptar que jamas hemos salido a pasear más allá de nuestro patio?. ¿Qué pasaría con Marte y los planes de mudarnos para allá si nuestra tierra no aguanta los embates de nuestro egoismo?. Si jamas hemos llegado a la Luna, entonces somos más diminutos de lo que en verdad creíamos y para muchos eso es inaceptable.

Quiero dejar claro que yo no soy partidario de las Teorías de la Conspiración ni pertenezco a la Logia de Escepticos Anónimos. Solo soy un simple ser humano que no se conforma con solo ver (y creerse) una sola cara de la moneda. Como todos, tengo un gran apego a lo cotidiano y a lo que es bien sabido, sin embargo no me gusta quedarme con la verdad de otros sino que quiero poder ver ambos polos para poder creer con propiedad el que más se acerque a mi concepción de VERDAD.

Porque la VERDAD de un evento no tiene forma, no existe, pues a pesar de las pruebas científicas que existan nosotros siempre creeremos en lo que queremos creer, y esa será nuestra VERDAD absoluta. ¿Que tal si Amnstrong pisó la luna en un estudio de California? o ¿que tál si volvemos a la luna hoy y nos damos cuenta que las banderas y vehículos están alla?. En qué creeríamos hasta que llegue el día en que todo se sepa?

Creemos en Dios porque así lo sentimos, no porque lo sepamos con los pelos de la chiva de él en la mano. Eso nos muestra que somos capaces de creer ciegamente en algo y que sea nuestra verdad absoluta hasta el día de nuestra muerte, aún cuando esa verdad tenga el toque personal que más nos convenga. Las iglesias y templos siempre estan medio llenas o medio vacías pero creemos en Dios y para muchos eso basta.

Si la verdad de la llegada a la luna algún día sale a la luz, nuestra concepción de nuestra historia cambiará por completo o seguirá siendo como hasta ahora. Hasta que ese momento llegue, seremos dueños de una verdad que nos pertenece solo a nosotros. La controversia nos ha puesto dos posibles verdades dentro del contexto de la ambición del hombre de ser más grande que la vida misma. Somos seres humanos de colores blancos o negros y no nos gustan las medias tintas. Preferimos estar en la orilla de la playa o en el otro extremo en otra orilla a estar parados en el medio del oceano condenados a morir ahogados por no haber adoptado una postura, por no saber en qué creer. En fin, la orilla más cercana nos dará refugio, y estaremos a salvo bajo el manto de la verdad. NUESTRA VERDAD.


"La verdad nos hará libres", el dilema es saber cuál verdad será esa...

Presento las dos verdades de un hecho historico controversial, pero real en la mente de cada quien:
http://www.dmae.upm.es/cienciaficcion/ESPECULACION/8/conspiracion.html

viernes, 4 de abril de 2008

Venenoso y Dulce Amor

“El amor duele”. Que frase tan trillada verdad?, pareciera estar en boca de todo el mundo y todo el mundo parece saber algo de eso. Sin embargo, solo puede hablar de amor el que amor siente y solo puede hablar del dolor por amor aquel que alguna vez fue golpeado por él. Por eso creo que puedo hablar de ello pues en mi vida he pasado por todas (o casi todas) las etapas del amor y creo que después de mucho luchar salí victorioso.

Todos conocemos que el amor tiene esas dos caras contrapuestas que se alternan constantemente y nos hacen pasar los más dulces momentos a la par de los sufrimientos y dolores de corazón más grandes que podamos sentir. “El amor duele” sale de esas dos caras que no sabemos comprender cómo pueden coexistir entre una pareja que se ama. Sin embargo yo soy un fiel creyente de que el AMOR, el verdadero amor puro y real tiene una sola cara, que no duele ni ha de doler nunca, con la que no se sufre ni se llora.

La ilusión del amor nos hace creer que con solo sentirlo debería ser bello, transparente y dulce en todo momento, y eso casi siempre nos pasa cuando estamos comenzando a sentirlo. Luego, y como baño de agua fría, viene un brisotón de realidad que nos da en la nuca y nos hace tocar el suelo y llorar por amor. Yo le llamo a eso la ilusión del amor porque al sentir ese sentimiento de apego, de profundo cariño, de emoción en el cuerpo y de mariposas en la barriga, muchos creemos que esa es la señal de amor que está apareciendo. Sin embargo, la verdad es que la cara real del amor tarda mucho más tiempo en aparecer. Es una cara más difícil de encontrar, más esquiva, y requiere un mayor detenimiento y concentración para poderle encontrar y reconocer. Es como uno de esos juegos donde se muestra un dibujo con un poco de gente y debemos encontrar entre todos ellos a Elmo, o a Javier, o a Condorito. Para encontrarlo debemos mirar bien y trabajar bastante la vista para encontrarlo. Una vez que lo encuentras, ganas.

Entonces al principio de toda relación, y no me refiero a días ni semanas pues el asunto puede ser de hasta meses o años, uno cree que ha sido tocado por el amor hacia esa persona. Por cierto, las personas especialmente enamoradizas tienden a sentir esa emoción ilusoria de amor con mucha frecuencia, y es irónico, pero todas las personas que conozco que son así por alguna extraña razón no tienen novi@ y se encuentran tocados aún por el fantasma del amor anterior. Su especial sensibilidad los hace sufrir de “amor” con cada tragedia amorosa, y en la misma medida sienten que aman al que los hizo sufrir. “Aman” tanto que no le dan tiempo al verdadero amor de surgir y crecer. Porque la verdadera cara del amor se cultiva, se trabaja, se riega, se lucha hasta que aparece en el momento y lugar que uno menos espera.

Soy de esas personas que creen que el amor en ninguna pareja aparece de inmediato ni en poco tiempo. El amor a primera vista para mi no existe y forma parte de una ilusión óptica de nuestro corazón que al ilusionarse e idealizarse con esa persona, siente que hay llegado a un climax que es confundido con el amor verdadero. Es en ese estado del amor cuando se sufre de verdad y cuando a la frase “el amor duele” podemos darle cabida. Y es que la ilusión de amor es una etapa del amor, no una cara del amor, ni un tipo de amor, es simplemente una etapa de la vida del amor que puede o no nacer entre dos personas. Porque el amor comienza como un niño pequeño, inmaduro, rebelde, confundido. Si la pareja se confunde y cree que el amor está justamente en esa etapa, sufrirá con los embates de la intolerancia, de la incomprensión, de la falta de comunicación, del desconcierto, los celos y la mentira. Y como el amor es más complicado que las saliditas al cine y los besitos y abrazos furtivos, que un paseo al atardecer o un guacal de rosas con bombones, los amantes sienten que el amor falla, que hay algo malo en él. Muchos no saben que el romanticismo está implícito en el amor, pero no es el amor como tal. Creer que romanticismo es el amor es como creer que un cerro es una montaña.

Casi toda chica espera siempre de un hombre el romanticismo y al poco tiempo espera seriedad, porque casi siempre la mujer busca madurar el amor dentro de su relación con más rapidez que el hombre. Mientras uno aún está en otra onda, la mujer ya espera del hombre un compromiso que en muchos casos este no está en disposición de afrontar tan rápidamente. Es donde las parejas se equivocan y donde se ven las caras, no del amor, sino de las dos personas que lo forman. Caras distintas, pareceres distintos, formas de ser y pensar distintas que al creer que el amor es sencillo, dan de traspiés al querer amarse según sus propias concepciones individuales. Por eso sufren, por eso lloran, porque no se entienden y jamás lo harán sino tratan de ver la vida con un solo par de ojos hecho por los dos, en lugar de los ojos de cada quien. Los que se cansan llegarán hasta un punto y se separarán, seguirán con sus vidas hasta dar con otro potencial amor. Porque el amor es una energía potencial entre dos personas sea lo diferentes o iguales que sean, y esa energía se liberará dependiendo de la disposición y compatibilidad de los dos involucrados. Aquellos que se separaron volverán eventualmente a sentir el cosquilleo y la ilusión del amor con otra persona, pero deben estar claros que el amor es más camino que destino. Los que se quedan juntos a pesar de las diferencias y los problemas, tal vez sufran demasiado y se estanquen en una vida infeliz que no los lleve a nada, pero he visto, y lo he vivido, que el amor puede llegar a fortalecerse y crecer por sobre los problemas y las diferencias, alimentando la tolerancia, comprensión y entendimiento mutuo que lo convierten en un amor maduro y próspero.

Por eso yo veo que caminos hacia el verdadero amor de parejas hay muchos, la dificultad está en recorrerlo junto a la persona que se quiere. El camino al amor yo me lo imagino como un pasillo largo sin piso del ancho de dos personas y en el que al comienzo aparecen solo dos baldosas, una al lado de la otra, sobre las que se podrá parar la pareja para dar el siguiente paso. Frente a ellas hay un gran vacío, pero si el siguiente paso lo dan ambas personas a la vez, aparecerá mágicamente delante de ellos otro par de baldosas, una al lado de la otra. Detrás y delante de ellos siempre habrá un vació pero siempre aparecerá un par de baldosas para cruzar el camino si ambos van juntos un paso a la vez. Es como un juego, un juego peligroso pero hermoso porque nadie más que dos pueden jugarlo y para ganarlo hay que ir de la mano.

El amor verdadero es un dulce veneno porque hay que sufrir para llegar a él. Todas sus etapas llevan la carga justa de disfrute, belleza y sufrimiento necesarios para alcanzar la madurez y satisfacción de un amor real. Hay que desechar todo orgullo y egoísmo para aceptar el reto, hay que tener madurez para verle a la cara, y hay que tener el corazón abierto para sentirlo en todo su esplendor.

lunes, 17 de marzo de 2008

El Tiempo de Robert Zemeckis

Yo me considero un amante de todo lo que tiene que ver con el Tiempo. Einstein lo llamó la cuarta dimensión de nuestro universo. Muchos dicen que el tiempo no existe, que fue una invención humana para darle orden a nuestra vida. Yo creo que eso es verdad hasta cierto punto. Para mí el tiempo siempre ha existido como elemento del universo, es algo así como el viento que nos da en la cara y no lo vemos pero sabemos que está allí. Lo que sí creo que el ser humano inventó fueron los medios de control del tiempo: Los segundos, minutos, las horas, los días, meses y años. Envejecemos porque el tiempo pasa, y lo sabemos porque los años nos lo dicen.

Cuando niño, las películas fueron las que despertaron mi amor por los misterios del tiempo. Terminator fue la primera que me puso al tanto de esas teorías sobre el tiempo que ya había manejado H.G Wells hace más de 100 años en su aclamada novela: La Máquina del Tiempo. Ok, es una gran grosería comparar a “La Máquina del Tiempo” con Terminator, y por eso quiero dejar claro que solo algunas cositas de la novela de Wells fueron tocadas en esa película de ficción, mas no exageremos, realmente no hay punto de comparación. Más bien olviden lo último que dije…bórrenlo, no he dicho nada.

Bueno continúo. La historia del Terminator fue concebida hace más de 25 años por un “tal” James Cameron, que para la época era un desconocido y que luego de unos cuantos años sería el director más taquillero de todos los tiempos con su pequeña y modesta película: Titanic. Cameron solo tocó el tema sobre el tiempo en sus dos películas de Terminator y nunca más, citando al tenebroso cuervo de Edgar Alan Poe.

Tristeza para mi pobre corazón diría yo, y eso que me estaba empezando a gustar ese tema sobre el viaje en el tiempo. Sin embargo, no pasó mucho tiempo, y un joven director norteamericano, muy innovador por cierto, llamado Robert Zemeckis, sacó a la luz una película que volvía a tocar el tema del viaje en el tiempo y sus implicaciones, esta vez con algo más de “estilo”. “Volver al Futuro”, un exitazo con nombre de paradoja, me metió de lleno en el tema y despertó mi gran pasión por el Tiempo. Esa historia de un joven viajero que pudo ver a sus padres conocerse en el pasado, y a sus hijos en el futuro, abrió mi mente a esos sueños de niño de viajar hacia atrás, adelante y verlo todo sin envejecer. Yo se que si nos hubiéramos conocido mejor, mi abuelo paterno me habría dicho: ¡Caraj…Usted cree eso? – pero bueno, eran sueños de chamo.

Robert Zemeckis, además de esa película creó dos secuelas más flojas que convirtieron en saga la gran odisea de Marty McFly a través del tiempo. Por cierto, el apellido McFly siempre me pareció una jocosidad del director, pero con los años me di cuenta que esos apellidos con la “Mc” intercalada eran casi todos de oriundos o descendientes de irlandeses. ¿Recuerdan a Duncan McClaud de “Los Inmortales”? o al teniente McClaine de “Duro de Matar”? Ah bueno. Prosigo. Las dos secuelas flojas de Volver al Futuro no debilitaron mi gusto por el género pero si me ayudaron a marcar una raya entre lo científicamente posible y lo descabellado. Sin embargo sigue siendo mi película favorita de todos los tiempos.

Bueno, luego de la saga de Volver al Futuro, no le perdí el paso a la trayectoria de un Zemeckis en ascenso. Parecía tenerle un extraño amor y pasión al tema del Tiempo y sus implicaciones, demostrándolo en su siguiente película: “La Muerte le sienta bien”. Trataba sobre un par de mujeres obsesionadas por su apariencia y por no envejecer, a tal punto de comprarle a una extraña bruja una especie de elixir de la juventud con la única intención de vivir joven eternamente. Ambas tomaron el brebaje y pagaron las consecuencias de retar a Dios. Fueron bendecidas y condenadas a no morir jamás bajo ninguna circunstancia. Pero el orgullo y egoismo de ambas las llevo a matarse mutuamente, o algo así. Esta historia trataba en tono jocoso y cínico las ventajas y consecuencias de vivir para siempre, de una vida sin tiempo, de una vida eterna. Bruce Willis venía a ser la contraparte de las féminas obsesivas, representando a un hombre de edad media envejecido por el alcohol y un trabajo mediocre, que prefirió morir a condenarse a vivir por siempre, pues el simple deseo de vivir eternamente era en sí mismo un acto de total egoísmo hacia la vida.

La película no tuvo éxito pero dejaba claro los gustos de Zemeckis por el Tiempo y sus implicaciones. En su siguiente película Zemeckis no solo tuvo éxito sino reconocimiento mundial, jugando esta vez con el tiempo y contando a la vez una historia hermosa, aleccionadora y cargada de grandes reflexiones sobre la vida, el tiempo y el destino. La susodicha era Forrest Gump. Era la increíble historia de un joven con retraso mental que a pesar de sus carencias, provocó e intervino en algunos de los hechos más famosos de la historia norteamericana. Forrest parecía andar por la vida como una pluma en el viento, sin saber lo que hacía y como lo hacía, pero también parecía estar predestinado para todas esas cosas que hizo. La reflexión de Forrest ante la tumba de su esposa donde le dice “no se si vamos en la vida flotando sin saber a donde vamos, o si todos tenemos un destino para el que estamos hechos…yo creo son ambas cosas”, es el tema central de la película y la pregunta que nos hacemos todos durante nuestra vida. Y justamente la película misma es ambas cosas. La frase “La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te saldrá”, y la pluma que llega a los pies de Forrest al principio de la película y al final se aleja de él como si estuviera destinada a eso, son la lección de que siempre llegaremos al lugar que nos corresponde en la vida aunque no sepamos cómo lo hicimos.


Unos años después y con más añitos encima pude ver la historia más hermosa de Zemeckis acerca del valor que tiene el tiempo en nuestra vida: “Naufrago”, o en su correcto inglés: Cast Away”. Era la historia de un supervisor de la agencia de encomiendas Fedex esclavizado por el tiempo y los horarios de entrega que no podía ni se aceptaba cometer “el pecado de darle la espalda al tiempo”. Tenía a su prometida, a su familia y todo lo que podía pedir pero su trabajo con el tiempo lo arropaba por completo. Un día de trabajo en navidad dejó a su prometida en el aeropuerto con la promesa de que “regresaría pronto” del trabajo. El avión tuvo un terrible accidente y dejó al protagonista solo abandonado en una isla en la que debió afrontar el pecado de tener que darle la espalda al tiempo. En esa isla no había horarios, plazos de entrega ni compromisos, estaba solo y lo único que le sobraba era el Tiempo. Vivió en esa isla 4 años y solo pudo escapar de ella cuando Dios le mostró el camino, dándole una puerta de plástico que fue arrastrada por el mar y que usó como velero para salir.

Al volver de la isla, a la única persona que quería ver era a su prometida, pero al tocar tierra se dio cuenta que el Tiempo hizo algo que él jamás se esperó: Le dio la espalda a él. Su prometida se había casado y tenía un bebé, a él lo habían declarado legalmente muerto y Fedex solo le dio un homenaje de 5 minutos porque para ellos el tiempo era demasiado importante. Ya no era el mismo hombre de antes apurado y acelerado, ahora se movía con calma, con lentitud ya que tenía todo el tiempo del mundo para comenzar de nuevo, pero sin la mujer que amaba. En una reflexión ante un amigo dice: “La he perdido otra vez…pero debo seguir respirando, porque el sol saldrá mañana. ¿Quién sabe lo que la marea puede traer?”. Debió entonces resignarse a no tener al amor de su vida, tuvo que sobrevivir de nuevo como en la isla y Dios le volvió a mostrar el camino para que siguiera adelante.

Zemeckis en su historia nos mostró que el tiempo solo tiene valor si lo pasamos y lo vivimos junto a las personas que amamos, fuera de eso el tiempo no vale nada, solo son minutos, horas, días y meses que no cuentan para nuestra existencia ni para los demás. La vida y el tiempo nuevamente fueron unificados por él en una gran película.

Ahora en mi edad adulta, y sin inclinarme tanto a las películas, reflexiono bastante acerca del tiempo porque he sentido en carne propia lo implacable que es. No perdona y por eso muchos soñamos con cambiar los errores del pasado. Deseamos viajar atrás como en “Volver al Futuro” y corregir todo sin saber que esos errores nos han hecho lo que somos, nos han dado la sabiduría y la madurez que ahora tenemos aunque ya no podemos cambiar lo que se hizo. Sería una paradoja el querer volver en el tiempo para borrar o cambiar un evento que en primer lugar fue el que nos dio el motivo de viajar para borrarlo. El tiempo siempre correrá hacia delante y aunque puede ser cruel, las lecciones que da son duraderas, y como en “Naufrago” y “Forret Gump”, Dios siempre está ahí presente para mostrarnos el camino.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Psicosomaniac


Hace muchos años, estaba en uno de esos días llenos de ocio, en los que es mejor optar por sacarse un moco que quedarse viendo a ver si la pared del cuarto se caerá con el poder de la mirada, cuando de repente me miro el brazo derecho y observo a distancia un pequeño, diminuto punto rojo en la parte baja del antebrazo. “¿Qué es eso?” me digo a mi mismo y comienzo a examinar con mayor detalle aquella extraña protuberancia que el día de ayer no estaba.

<¿Que será, una roncha, una espinilla?> Dejé de verlo un rato pero la existencia de esa imperfección ya había llamado mi atención lo suficiente como para inspeccionarla de vez en cuando para ver si se quitaba sola. Recuerdo que en esa época estaba pasando por un desaire amoroso con una loquita de ¾ que no me convenía, y con la que, por estupidez e infantilismo, estaba empeñado en regalar lágrimas al viento y neuronas de mi cerebro a su causa. Así que, llevaba conmigo una carga emocional que aunque innecesaria, traía grandes porciones de estrés y tristeza. El tiempo mismo luego me enseñó el precio que se paga por estar perdiendo el tiempo.

Al día siguiente me levanté de la cama, nuevamente a hacer nada en el día por ser el comienzo de mis vacaciones de liceo, y lo primero que hago es mirarme el antebrazo a ver si el puntito rojo de ayer ha desaparecido. Nop!, sigue ahí – y ahora que lo veo bien parece que ha crecido un poco. En algunos momentos me entraba algo de coherencia y me decía a mi mismo: Que va loco, son cosas tuyas, está igualito que ayer!. Pero una interferencia, una especie de estática, como cuando en la radio cambian de una emisora a otra, en forma de voz y conciencia me repetía: ¡No no, estas pelao, ayer ese punto no te llegaba al tercer pelo después del codo, justamente donde está ahorita!, dejate de vainas, ese punto creció!

El punto en cuestión en lugar de desaparecer entonces se hizo más grande, y sentía que en cierta forma los demás podían notarlo. - Mamá ¿ves el punto que tenía ayer?, está como mas grande no? – le preguntaba a ver que me decía. – Qué punto David?, eso no es nada, además está igualito, déjate de estar haciéndole cerebros a eso, por favor!! – me respondió de forma medio molesta. Bueno, como no tuve feed back, seguí mirándome el punto, convencido de que esa cosa estaba creciendo y sin saber por qué. El único que me estaba dando feed back era esa voz de interferencia que como estática y mi mejor amigo me seguía diciendo: “Mosca con ese punto!, averigua qué puede ser eso!”. No lo conocía, no me lo habían presentado, sabía que estaba ahí, me hablaba pero no me había dicho su nombre. No acostumbro a confiar en aquel que no me dice quién es, pero en este caso particular, ese nuevo amigo me inspiraba confianza y credibilidad.

Con los días, mirándome e inspeccionándome el brazo como el que busca la cura del cáncer con la vista, pude darme cuenta que un segundo punto muy pequeño apareció cerca del primero, que ya tenía un mayor tamaño y no paraba de crecer. Mi amigo me habló de nuevo y me dijo que buscara a ver si era un hongo por lo extraño de su apariencia. La investigación me condujo a que un hongo en la piel debía al menos picar, y eso no sucedía en mi caso, bueno, al menos hasta ese momento. Pasaron otros días y el primer punto se había convertido en una mancha roja de tamaño pequeño, mientras que el segundo seguía el mismo camino. La mancha ya me estaba picando y tenía miedo de lo que podía ser eso y si se podía extender. Mi amigo me decía: Mosca por si se extiende, pila con el otro brazo!. Miré mi otro brazo y encontré un punto minúsculo en la base del antebrazo izquierdo. Dios!, se había extendido.

Mi mamá seguía sin prestarle atención a mis quejas e insistía en que no siguiera pensando en eso. No podía entender como mi mamá no podía ni siquiera levantar la vista y por lo menos ver la mancha que le mostraba. Tuve que tomar acciones…la Internet.

Yo había oído de una enfermedad de la piel que comenzaba en la base de los codos y se podía extender por todo el brazo llamada Psoriasis. Decidí comenzar por ahí para descartar que esos puntos rojos fueran esa enfermedad. Al averiguar sobre ella me enteré que tenía un proceso de crecimiento que arrancaba en los codos, rodillas y pies. Al ver esto mi amigo apareció indignado y me dijo: ¿Cómo es posible que descuidaras las rodillas y pies?. Tenía razón y empecé a ver cómo estaban mis rodillas. No había nada en ellas pero mi amigo me repitió: ¡Mosca, no te descuides de las rodillas de todos modos!

Él tenía razón, y a los pocos días mis rodillas tenían puntos rojos, y mis antebrazos tenían manchas circulares en varios puntos. El terror me invadió y mi madre finalmente le prestó atención a un proceso que parecía no detenerse. , , Para cuando mi madre decidió acompañarme al dermatólogo, ya tenía estas manchas rojas en codos, rodillas y parte de los pies. El reconocido Dr. Lima Ostos diagnosticó que eso tenía un nombre como Granuloma Anular o algo así. Mi amigo inmediatamente dijo: Eso no puede ser! Tiene toda la apariencia de psoriasis, el doctor debe estar pelado!. El tratamiento que recetó el doctor parecía más una especie de cura indígena con ojos de salamandra y cuatro colas de murciélago que un tratamiento real con fármacos y medicamentos. Esa receta echo por tierra el diagnóstico de ese veterano doctor.

Decidimos ir donde otro médico, uno de igual trayectoria. Mi amigo en el camino me repetía: ¿Viste que ese tipo estaba pelao? Eso no es vaina de esa Anular ni que ocho cuartos!. Yo insistentemente le preguntaba cuál era su nombre pero no me contestaba. Ya su voz se oía con fuerza y no sonaba con la interferencia o la estática de antes, era fuerte, decidido y con poder en la palabra. Me decía: ¡Mosca con esta doctora a ver lo que te dice!.

Me ví con la doctora Batistini en su consultorio. Era una mujer mayor pero con presencia, sin embargo mi amigo me decía que era muy vieja para saber qué podía ser eso. Al verme y examinarme, Batistini diagnosticó una enfermedad que ya tenía en mente: Psoriasis. Mi madre y yo caímos en depresión y tensión ante tal descubrimiento y mi amigo entristecido me decía: ¿Viste, que era Psoriasis?

Mi padecimiento empeoró, mis pies se llenaron de manchas rojas amplias y mis antebrazos y rodillas ya estaban marcados por todos lados. Mi madre no se resignó ante el diagnóstico y decidió optar por una tercera opinión. En Valencia iríamos a vernos con un doctor más reconocido y de mayor trayectoria. Recuerdo que viajamos en avión a Caracas y en ningún momento mi amigo apareció. Mi mamá en el trayecto me hablaba de la existencia de enfermedades surgidas de la mente que eran conocidas como Psicosomáticas. Yo no podía entender cómo la mente podía crear por sí sola manchas en todos lados de mi cuerpo y por eso le resté sentido a lo que mi mamá decía. Mi amigo seguía sin decirme su nombre y eso me estaba importando más.

En Valencia dimos con un dermatólogo, que al final nunca supe si era de trayectoria o no, que se encargaría de dar el tercer y último veredicto. La voz de mi madre en todos esos días había hecho que la voz de mi amigo sonara de nuevo como interferencia y lejana. Quería oírle, pero era más difícil esta vez.

El doctor diagnosticó Granuloma Anular, el mismo diagnostico del primer médico, sin embargo su receta de tratamiento fue mucho más profesional que la del primero. Me entregó en mis manos un ungüento y una recomendación: Echate esto y olvidate de eso!, ni lo mires! No pienses en eso. Mi madre me miró con ojos de sabiduría y yo a ella con ojos de aceptación. La voz de mi amigo apareció de nuevo solo para decirme su nombre: Psicosomaniac. Así lo llamé desde entonces. Decepcionado muchas veces le pregunté por qué antes jamás me había dicho su nombre. Mi amigo me respondió diciendo que nunca me lo dijo, que él no tenía nombre y que gracias a mi ya tenía uno: Psicosomaniac. Primero se llamó Psoriasis, pero Psicosomaniac estaba mejor.

Desde ese momento mi amigo ya no se escucha, ya no es mi amigo definitivamente. Se podría decir que es un conocido que a veces se para ante mi puerta para decirme: ¡Mosca….!. Sin embargo, no creo que vuelva a abrirle la puerta a un amigo sin nombre. El tiempo me ha enseñado el precio que se paga por haber perdido mi tiempo.

sábado, 9 de febrero de 2008

Quijotes de la Mente

Hace unos cuantos años, en el mundial de futbol de 1994, Brasil se midió con su similar de Italia en la gran final de esa copa. El duelo de titanes fue tan parejo que el careo se tuvo que definir en el modo más emocionante e infartante que puede haber para un ser humano: Penales. Roberto Baggio, gran ariete mediapunta de los Italianos, y ganador ese mismo año del Balón de Oro y el premio al mejor jugador de la FIFA, le tocaba cobrar un penal crítico. Massaro había fallado su cobro anterior y había dejado el careo 3 goles por 2 a favor de los Suramericanos, por lo que su anotación era de vida o muerte.

La fanaticada daba por hecho ese gol pero la tensión era impresionante. Un fallo y Brasíl se convertiría automáticamente en el campeón mundial de ese año. Pero... era Roberto Baggio. Ese que marcó 2 goles espectaculares a Nigeria en octavos, 1 golazo a España en cuartos, y 2 perlas a Bulgaria en semifinal. El asunto era un tiro al suelo, pero no, el mundo se equivocó. El gran Baggio disparó el balón por encima del arco dejando a Italia con las manos vacías en una final que a más de uno dejó gritandole al televisor: Qué demonios te paso desgraciado?


Y es algo lógico. Comó va a ser que un crack, que marcó goles increibles en los partidos previos, iba a fallar un disparo a pelota detenida desde el punto penal?. Se requiere más temperamento, habilidad, agilidad, velocidad y técnica para llevarse a dos defensas y hacer un gol cruzado que para marcar un penal. Pero al parecer eso no lo es todo. La presión que pesa sobre el momento cumbre del cobro, los nervios de medio mundo puestos en ese segundo en que se da el chute al arco, la mente que se abarrota de ideas y de estres por hacer lo que se debe, le juegan a los sentidos la mala pasada que nadie se esperó.

Mucha de nuestra habilidad y capacidad para algo se ve eclipsada por el efecto de la tensión que nos causa el saber que tenemos que hacer algo, y lo tenemos que hacer bien. Convertir un penal crucial donde la reputación del futbolista está en juego, es similar a esos momentos de nuestras vidas donde tenemos que tomar una decisión que podría poner nuestra vida en vilo. Un todo o nada. Es chistoso, pero esas dos situaciones son tan parecidas que hasta se parecen el en hecho mismo de que en ambas es una total ilusión que tanto la reputación del futbolista como la vida de uno están en juego. Es mentira, en un penalti la reputación del tipo no está en juego. En una decisión que tomemos, por más crítica que sea, nuestra vida no estará jamás en vilo; bueno, a menos que la decisión de uno sea saltar de un puente o ahorcarse.

Ilusiones. Su origen está en la mente, y solo ahí. ¿Cómo un jugador de la talla de Roberto Baggio falla un penalti cuando durante toda la copa marcó goles impresionantes?. Simple… la sola idea de fallar lo hizo perder toda la fuerza, concentración y agudeza de sus sentidos. Era el gol de la copa, el gol de su vida, si se puede decir, y el peso de convertirlo se volvió un lastre y se volvió contra él. El temor a fallar y a lo desconocido se apoderó de su cuerpo y ya… se acabó el gran goleador.

La gran maquina de nuestra mente es tan potente y poderosa que sus excesivas funciones y pensamientos a veces nos limitan más de lo que nos benefician. Los genios, a pesar de ser grandes en sus dones y sus habilidades, resultan ser la mayoría de las veces grandes enrollados, ensimismados, con baja autoestima y apartados de la sociedad. No controlan su don y no canalizan su energía. Yo lo llamaría el síndrome de La Mente Que Piensa Demasiado.

Particularmente yo creo fuertemente que aquel que usa su cerebro para pensar más de lo que debe se está explotando a si mismo y por ende limitándose. Yo me considero una persona profundamente reflexiva, en todo veo un aprendizaje y una lección para la vida, soy muy pensador, medito mucho y pienso a veces de más, hasta tal punto de temerle a algo que no tengo ni la menor idea de cómo va a pasar o si en verdad va a pasar. Muchos podrían llamar la capacidad de reflexionar un don, pero en realidad, y como todas las cosas, tiene muchos bemoles contra los cuales batallar.

Es entonces, durante esas batallas internas entre mi cerebro y yo, cuando pienso y digo: ¿Qué será mejor? ¿Pensar y después hacer? O hacer y luego pensar lo que se hizo?. Habría Roberto Baggio encajado ese gol si solo hubiera pensado: “Ahhh que carajo! Un gol más pa` la canasta!” y Bum!?. ¿Habría cobrado a su mejor estilo y listo? Italia Campeón? Bueno no sé. Es posible que sí porque sin exceso de equipaje vamos mejor, pero es factible que también lo hubiera fallado. Ya no por causas mentales y de presión, sino por causas verdaderamente físicas…le dio un yoyo y lo peló. Así como le pasó una vez a Beckham que al cobrar un penalti se le fue el pie de más y voló el balón como 10 metros por encima del travesaño y a la tribuna.

Entonces, pensando y estresándose se puede fallar, y no pensando ni martirizándose también. Entonces que es mejor? Obviamente no pensar. Hacer y luego ver la plasta o maravilla que se hizo. Meditar menos sobre las posibilidades, probabilidades y porcentajes de éxito. Que las matemáticas se queden con los números y nuestro cerebro para lo que está. Es la decisión más práctica, y a la postre, la mejor. Está muy apegada a la frase “La ignorancia es dicha” porque el que no piensa ni sabe, no se estresa ni se da mala vida.

Ah!, pero con esto no estoy diciendo que debemos despojarnos de toda reflexión o meditación hacia las cosas. Nada que ver. Solo quiero equilibrar la balanza como buen librano que soy. Una vez escribí que la reflexión es un don que tenemos todos y que solo hay que trabajarlo y ponerlo en práctica. Lo que me faltó decir es que en esta vida y en este mundo regido por la teoría del Caos, ningún sistema está exento de imperfecciones, y por ende, el reflexionar sobre todo, a veces nos puede traer más carga de equipaje de lo que queremos. Arma de doble filo puede ser.

Es increíble lo bien que podemos llegar a hacer algo sin que hayamos pensado ni meditado mucho para hacerlo. Pareciera que la presencia de la mente en esas circunstancias resulta más una traba que un medio para facilitar las cosas. Baggio por ejemplo, en una jugada cara a cara con el portero, la dinámica del juego no le permite pensar ni meditar sobre lo que debe y cómo debe hacerlo, tiene menos de un segundo para encarar, disparar o pasar el balón para que se haga el gol. Ante aquel penalti, Baggio se encontró igualmente ante múltiples opciones: Hacia donde lo cobro? Izquierda?, arriba? Disparo fuerte, rastrero o colocado? En ambas situaciones la misma carga, el mismo objetivo: Meter el gol. La diferencia?: El tiempo que tuvo para pensar y llenarse de ideas. En la jugada rápida la mente no tiene chance de analizar, se debe decidir y actuar inmediatamente, dándole chance de jugar al instinto y sentando en la banca a la cabeza. Pero nuestra habilidad primitiva, El Instinto, no siempre está en la plantilla de jugadores convocados.

Yo diría que los seres humanos somos 80% pensantes y 20% instintivos. El instinto sería la mejor herramienta para combatir el Síndrome de la Mente que Piensa Demasiado. Es una habilidad hasta extrasensorial que funciona sin las ataduras ni leyes de la mente y nos permite tomar las decisiones con rapidez y actuar sin miedo. Sería como un remedio para los que pensamos a veces de más, pero lamentablemente, y gracias a nuestra evolución hacia el Homo Sapiens, nuestros instintos solo tienden a aparecer cuando estamos ante una situación de decisión rápida o de vida o muerte. Y obviamente, estando en el tope de la cadena alimenticia, en nuestra vida cotidiana no hay mucho chance para que nuestros instintos actúen.

Entonces, ¿estamos condenados por nuestros pensamientos? No lo creo. Se puede pelear y batallar, y en cierta forma ganar. Para muestra un botón: Mi madre. Mi mamá es una persona que ha superado grandes y terribles miedos en su vida. En su juventud siempre fue muy insegura para casi todo - creo que a nosotros sus hijos no nos ha contado sus miedos más profundos para que no lleguemos a creer que tiene un toque de loca -, y tuvo que enfrentar grandes pruebas en la vida de las cuales salió airosa y aprendió para siempre sus lecciones. Usó miles de herramientas de autoayuda, bien usadas por cierto, porque el 95% de la sociedad cree que los libros de autoayuda son una forma de “curarse leyendo”. Ah!, y mi madre es ultra reflexiva hasta la medula, y creo que por ahí viene nuestro toque. En la actualidad ella, con sus años de experiencia, ha sabido manejar, hasta cierto punto, los pro y los contra de ese Síndrome de la Mente que Piensa demasiado. Sabe casi siempre cuándo utilizar la cabeza y cuándo dejar de hacerlo. Sabe identificar cuándo nuestra mente nos ayuda y cuándo nos perjudica. Luce fácil, pero la verdad es que requiere un trabajo enorme en el interior de la persona, y es prácticamente un proceso de estarse acechando siempre a sí mismo para evitar caer en las pesadillas de la mente.

Yo muy pocas veces he podido ver a mi madre doblegarse o notarle el miedo para algo. Pero hace como un mes tuve el chance de doblarle las rodillas. Un día ella y yo regresábamos en su carro desde de Pto Ordaz a Ciudad Bolívar. Cerca del distribuidor de vías que llevaba a Bolívar y al 2do Puente sobre el Orinoco se me ocurrió la idea de invitarla a cruzar esa estructura que ella jamás había atravesado. Su respuesta inmediata fue una maraña de escusas y por quéses ocultos bajo una sonrisa de temor. Yo le dije que teníamos tiempo de cruzarlo y retornar rápidamente hacia Bolívar. Ella aceptó el reto propuesto y entramos, pero desde mucho antes de entrar ya se habían activado todos sus mecanismos corporales de alerta hacia lo desconocido. Empezó a sudar las manos, estaba blanca y tenía helados los dedos de las manos. El temor era evidente en su mirada. Era una extraña mirada que decía: ¡Oh Dios, que bello es este puente!, y al mismo tiempo estaba diciendo: ¡OOh Dios, que largo es este puente!, cuándo saldremos de aquí??. Atravesamos el puente una vez y…oh sí, tuvimos que pasarlo de nuevo para volver a Bolívar. Mi mamá no retomó su estabilidad física hasta que nos incorporamos de nuevo a la carretera Pto Ordaz-Ciudad Bolívar, cuando la cara bien conocida de la vía la hizo sentir nuevamente en casa. Se lanzó al agua, pero se llevó una cuerda consigo para volver rápidamente al bote. Sola, jamás lo habría hecho.


Miedo a lo desconocido, miedo a la incertidumbre. El temor a no saber lo que pasará, y el temor a lo que podría o no pasar. Ataduras de la mente. Ver a mi mamá batallando contra su mente y sus reacciones físicas producto del temor, me hizo dar cuenta del poder que tiene el miedo a lo desconocido, y verme a mi mismo batallando contra las ideas sobre el futuro incierto me ha hecho darme cuenta del poder que tiene el miedo a la incertidumbre. No solo nos bloquea mentalmente sino que nuestras propias funciones biológicas se distorsionan a tal nivel que podemos sudar incontrolablemente, aterrorizarnos, estresarnos y fallar el penalti de nuestra vida como Roberto Baggio.

Es por eso que el que piensa en exceso siempre le ve el “pero” y lo malo a las cosas. Mi mamá me ha mostrado que se puede pelear contra eso solo haciendo las cosas, sin pensar mucho, chutar para ganar. Se suda, se tiembla pero se chuta. Somos dueños y esclavos de nuestros pensamientos. Tal vez la batalla contra el miedo a lo desconocido sea un caso perdido, tal vez jamás dejemos de sudar y tener miedo y pensar tonterías acerca de lo que nos viene, pero definitivamente vale la pena decirle de vez en cuando a la mente: Jódete!, aquí mando Yo!. Eso da felicidad, nos pone a ganar, y sólo por eso, vale mil veces la pena.

martes, 22 de enero de 2008

Mi hijo va a ser...


Hace dos días estaba en una típica charla de oficina con dos de mis compañeras de trabajo, hablando de todo un poco, pero más que todo tonterías del día a día y de algunas cosas que solo a las mujeres se les ocurre hablar. Yo trato de no involucrarme cuando la charla se hace demasiado femenina, pero en cierta forma es inevitable meterse en esas conversaciones cuando el 90% de tus compañeros son féminas. Es como el dicho, “si no puedes con ellos, úneteles”, pero sinceramente a veces debo ponerme los audífonos y aislarme de ese mundo porque, para calarse todo un día lo que esas mujeres hablan hay que tener las que te conté bien puestas para no terminar uno pintándose las uñas y uniéndose al clan. Jajaja, hombres de Marte y las mujeres de Venus, en el medio, la Tierra.

Pero fuera de juego, lo que si es cierto es que las féminas nos llevan leguas adelante a los hombres sobre lo que a percepción del mundo respecta. Yo, al igual que todos los hombres, soy un gran despistado y a veces no percibo ciertas lecciones o enseñanzas hasta que las tengo en la cara. Mila muchas veces me abre los ojos al mundo cuando estoy obtuso sólo haciendo uso esa sensibilidad hacia todo, que solo la mujer posee.

Pues bien, fue en una de esas tantas conversaciones profundas con mis compañeras de trabajo cuando se atravesó un tema trascendental que siempre me llamó la atención pero que nunca me había tomado la molestia de discutirlo en público. Trataba sobre el afán que tienen algunos padres de que sus hijos pequeños sean cuando crezcan, así sea obligado, unos genios en algún tipo de actividad artística.

Quién no ha escuchado alguna vez a una madre/padre , o a unos pre-padres, decir: “A mi hija la voy a meter en ballet desde chiquita! Para que cuando crezca sea una gran bailarina”, o en el caso de un varón decir: “A mi hijo lo voy a meter a jugar pelota desde compotica para que sea un gran pelotero cuando crezca”. Frases así son tan comunes como el café con leche en la mañana, así como comunes son los oficios para los cuales los postulan (bailarina, pelotero, futbolista, karate, natación, ajedrez, etc), volviéndose costumbre el hecho idealizar a los hijos en posiciones altísimas, cómo genios y estrellas, cuando ni siquiera han aprendido a caminar.

El ver a sus niños haciendo una jugada extraordinaria o un acto de baile sorprendente ante los aplausos efusivos del público es algo que llena a los padres de emoción. De hecho, yo no tengo hijos, y de solo imaginarlo me emociona. Pero, ¿por qué ese afán de que nuestros hijos resalten de esa manera? Por qué sus aplausos se sienten como nuestros aplausos? ¿Por qué razón hasta antes de nacer, algunos le ponen a sus hijos la misión y meta de ser algo en su futuro que ellos mismos no tendrán claro hasta dentro de algunos años? ¿Será un deseo reprimido de nosotros mismos de resaltar pero que jamás pudimos llevar a cabo?, o será algo más?.

Ahora bien, entre toda esa maraña de preguntas sin respuestas, que ya rayan en el campo del psicoanálisis, salta una simple y hasta absurda preguntita que me hago cada vez que oigo esa sentencia de “mi hijo va a ser…” : ¿Alguien por casualidad le ha preguntado al niño o niña si le gusta esa cosa llamada ballet o si en verdad tiene ganas de jugar pelota desde chiquito?. Posiblemente no… los bebés no hablan. Yo creo que si los bebés tuvieran el don de palabra desde pequeños, apenas escucharan la frase esa de sus padres de que “mi hijo va a ser…”, estoy seguro que desde chicos les responderían: Tu lo que estas es loco papá/mamá! Yo quiero divertirme, jugar con mis amigos, con mis juguetes. Anda a jugar pelota tu! Anda a bailar ballet tú! ¿Por qué no eres pelotero tú?. O en los casos más críticos le dirían: Papá/mamá ¿por qué no agarras tu guante de béisbol, lo enrollas y te…. Jajaja, mejor me quedo hasta ahí.



Ah!, pero hay padres de padres, y no todos los padres son iguales Yo creo que para estos casos hay dos tipos de padres. Los primeros, y los más comunes, son los padres que ven en su hijo pequeño un potencial enorme hacia un área específica y buscan, de la mejor manera, que ellos la exploten con su ayuda. Esta actitud de los padres es un deseo muy profundo de que su hijo explote al máximo todas sus capacidades y habilidades. El problema de esto es que el niño muchas veces no emite su opinión acerca del asunto y sigue el camino que se le está trazando sin entender claramente a dónde le llevará todo esto. Los otros padres, y creo que son los verdaderamente locos, son aquellos que le ponen al hijo/hija un guante y un uniforme de pelotero o de ballet con zapatillas encima sin siquiera haber nacido el infante. Estos, creo yo, son los más caídos de la mata, y los que se llevan las mayores decepciones cuando su retoño crece y les dice en su cara: PAPA/MAMA, A MI NO ME GUSTA ESO!!. Suena duro, pero es la respuesta más justa que puede dar alguien a quien no se le preguntó si le gustaba lo que hacía.

Ahora bien, ¿y los resultados qué? ¿Cual porcentaje de esos niños que son obligados a ser algo que no les gusta, llegan realmente a serlo? Y si llegasen a serlo, ¿cual es el porcentaje de niños que les gusta ser lo que son? Aquellos que disfrutan lo que hacen. Muchos padres resuelven esa pregunta simplemente diciendo: Cuando crezca le va a gustar y se va a dar cuenta que valió la pena!. Uy, pero ¿Cuánto de cierto hay en eso?.

A mi me dan mucha risa esos padres que, por ejemplo, dicen que su hijo va a ser pelotero y el chamo tiene apenas 6 meses de nacido. Ahora yo pregunto, como sabes tu que ese muchacho va a saber lanzar una pelota de béisbol?. Y si cuando crezca ese muchacho no sirve para eso pues simplemente no tiene los genes para jugar pelota?. Ese último caso es el más común pues casi siempre ocurre que los padres que quieren que su hijo o hija sea pelotero o bailarina jamás en su niñez jugaron béisbol o fueron bailarinas. Y ahí viene la pregunta: ¿Cómo carrizo vas a esperar que tu hij@ tenga un brazo de 90 mph o baile como Mary Cortéz si tu jamás agarraste una pelota ni bailaste? De donde crees que le saldrá la condición?.

Entonces aparecen los padres que por milagro de Dios son bendecidos con un hijo con capacidad extraordinaria para algo que ellos jamás practicaron ni tuvieron capacidad. En ese caso lo que juega en contra es el ambiente donde crece el niño, porque cómo vas a lograr que tu hijo ame algo o le guste algo si en tu hogar el ambiente necesario no existe?. Hijo de gato caza ratón la mayoría de las veces aunque no sea siempre. El niño difícilmente será un Karateka consagrado si en casa nadie sabe siquiera cuál cinta viene despues de la verde y no puede reforzársele de alguna forma su gusto por ese deporte. El mayor aprendizaje viene de la familia y el gusto o disgusto por lo que se hace se genera ahí, en el hogar.

Sin embargo, y fuera de todo lo malo o perjudicial que pueda existir dentro de esa actitud de nuestros padres, muy en el fondo, la razón por la cual ellos lo hacen es para que nosotros seamos mucho más de lo que ellos lograron ser. Yo creo que ese es el gesto más hermoso que uno como hijo podría recibir, pero, como padre, hay que saber manejarlo con el pequeño, porque no a toda niña le gustará la música ni el baile, ni a todo niño le gustará una pelota de béisbol. Muchos niños no son hábiles para algunas cosas pero resultan ser unos genios natos para otras, por eso, como padre uno debe esperar sin obligar, y enseñar sin imponer. Muchas cosas saldrán con la enseñanza, pero las más importantes vendrán solas.

lunes, 14 de enero de 2008

Adios al color de rosa

Hace dos días me tomé mi tiempito y decidí echarme un paseo por las salas de cine de Pto Ordaz para ver una pelicula que valiera la pena ver. No estaba depre, por lo que los dramas y llantos no me llamaban la atención. No tenía el coraje de enfentar mis miedos con un sádico film de terror. Tampoco tenía la testosterona a millón como para calarme una culebra de esas de acción donde los héroes transpiran aceite de motor y escupen ácido de batería, y mucho menos tenía ganas de sentarme a ver un largometraje de corte político que me hiciera pensar mucho en las grandes telerañas que teje la politica y la conspiración, pues de eso tengo todos los días de la semana en mi trabajo. Por lo tanto, no tenía muchas opciones para ver más alla de las comedias infantiles o las sacarinozas comedias románticas.


Mire mire y mire y solo veía a Alvin y las Ardillas, Bee Movie, Entrenando a Papa y otros caramelitos infantiles, por lo que ya me estaba volviendo loco de solo ver las opciones. Mi hermano me había hablado de una pelicula en particular que - según él - era muy buena, que era para cag.... de las risas, y que bueno, estaba en cartelera. No es que confíe en el juicio de mi hermano, pero si para él la pelicula era demasiado chistosa significaba que la acidez con que abordaba su trama debía ser enorme, y si era así, pues entonces ya tenía un punto a su favor en mi peliculómetro. Adoro el humor ácido. Pero la pelicula no aparentaba eso, más bien parecía un cuento de hadas de vieja data con marca Disney patentada. La susodicha era ni más ni menos que "Enchanted" o "Encantada". Milangeli y yo no teniamos idea de con qué se comía eso pero, a juzgar por las demás opciones, esa parecía ser la más adecuada para nuestro humor del día.


Ya yo tenía cierta idea sobre el asunto, era la historia de una princesa de cuentos de hadas - con el ridículo nombre de Giselle - que por efecto de una maldición de... adivinen quién: Una Malvada Bruja por supuesto, cae de repente en el cruel mundo real. Era un gancho bastante interesante pero un tanto extraño para ser una pelicula de los hiperdulzones estudios Disney.


Cuando entramos yo pensé que veríamos una comedia de traspies y enrredos chistosos de una desubicada princesita más perdida que el hijo de Limberg en las calles de New York. Ante eso yo pensé: Bueno, al menos espero reirme de un tropezón o de un chiste sucio que le hagan a la pobre Giselle!, pero en un microsegundo recordé algo de la trama que había leido en internet y me di cuenta de que lo que esta por ver era una comedia romántica. Particularmente yo detesto muchisimo ese genero, por estar siempre tan alejado de la realidad. Generalmente en esas peliculas tanto los romances como los chistes son jalados por los cabellos, a menos que dicha comedia tenga bien puestos los pies sobre la tierra, y son contados los casos. Creo que todos en la sala sabían que esa pelicula era una comedia romántica menos yo. Hasta Milangeli debía saberlo porque no me advirtió nada y como sabe que no me gustan y a ella le encantan se quedó callada y me dejó caer enterito en la trampa.

Mi prejuicio fuerte hacia ese género me hizo estar a la defensiva los primeros minutos de película. No habían comenzado los títulos cuando yo pensaba: De que se tratará esto Dios?. Y luego Disney se encargó de hacerme enterrar las uñas en el asiento. OJO: si el que lea esto no ha visto la pelicula mejor no siga leyendo. Ok. Como decía, la pelicula comenzó de la forma más típica y más grotesca en que una pelicula de Walt Disney podía empezar: La historia de una princesa soñadora - de comiquita - a lo Blancanieves rodeada de animales saltarines, parlanchines, que vivía en una casita en la pradera esperando a su amor, adivinen quíen: El Principe claro está. La niña parloteaba, bailaba y sobretodo: CANTABA!! mientras los animales le hacían los coros de las hiperdulsisimas canciones. Yo estaba que me lanzaba de uno de los balcones laterales de la sala porque esas tipicas peliculas me las había visto toditas de pequeño: Cenicienta, Blancanieves, Peter Pan, Fantasia, Merry Popins, etc, y lo que me que dió al escuchar esas cancioncitas cursis de nuevo fue un escalofrio de pronóstico. Yo sabía que la pelicula luego cambiaría el formato pero si ese era el comienzo, cómo sería el final.



Lo bueno de mi paciencia fue que luego sería recompensada. El principio de la película resultó ser una burla de Disney hacia su propio estilo de hacer películas edulcoradas. La princesa Giselle efectivamente cae en el Nueva York moderno, una ciudad donde ni los animales cantan ni existen casitas de pradera tipo Heidi. Desde que llega a la gran ciudad como novia de pueblo, el bello vestido de matrimonio blanco de Giselle deja de ser brilloso para convertirse en un mugriento e incómodo estropajo oloroso a alcantarilla. Todo eso sin contar que un maloliente mendigo roba su corona, quedando la princesa a media calle bajo un tremendo chaparrón de agua. Mas deprimente imposible.

Ante la adversidad, ella decide esperar que su prometido, El Principe, al cual solo conoce desde hace un día, la salve de ese horrible y extraño mundo al que llegó. Su actitud de princesa de cuento la hace lucir en nuestro mundo como una perfecta ridícula o una loca de perinola, lo que resulta ser lo más divertido del film. Ver a la tipica princesita de nuestros tan odiados cuentitos de hadas dar cipotazos por no saber caminar en una calle con un vestido de 3 mts de largo x 2 de ancho, ser robada por una vieja charlatana de un parque, o cantarle a un cucarachero y a un nido de ratas para que limpien una casa no tiene precio. Es un sueño hecho realidad.

Sin embargo, en el trajín de su viaje por el mundo real conoce a un hombre de ciudad, demasiado realista para creer en cuentos que esta comprometido con una mujer demasiado realista como para vivir un cuento. Giselle, al conocerlo, aprende de ese hombre que la vida no es puro color de rosa y que no se puede "vivir felices para siempre" sin que eso amerite un esfuerzo de la pareja. Giselle entonces comprende que un hombre no es tu verdadero amor(El Principe) solo porque te rescató de la muerte en un blanco corsél. El amor a simple vista no existe como tal, solo existe el amor que se genera entre dos, que se cultiva y se trabaja para que perdure en el tiempo. Giselle, a cambio, le enseña a su amigo que la vida no es solo las metas y los logros, sino que hay magia en ella, que los sueños son posibles y que al amor, además de trabajarlo, hay que sentirlo en el fondo del corazón como la mayor fuerza que existe. Es en ese entonces donde el mensaje principal de "Enchanted" se hace visible: "En la fantasía siempre debe haber un toque de realidad, y en la realidad siempre debe haber un toque de fantasía". Así deberíamos ser nosotros, así deberíamos vivir nuestras vidas. Con tal mensaje la pelicula valió la entrada además de que resultó ser extremadamente cínica y sobretodo chistosa. Mi prejuicio una vez más estuvo equivocado.

Mucha gente se obsesiona con su trabajo y siente que su vida gira en torno a metas y a objetivos, dejando de un lado la imaginación, los sueños y el amor. Ese es un balance que deberíamos tener para ser personas más felices. Los niños son todo eso, pura imaginación, sueños grandiosos y amor. Pero lo perdemos al crecer. Pensamos que la vida misma se resume al dinero, a lo material y abandonamos nuestra esencia.

El mensaje de Encantada es un corte directo y sarcastico al estilo absurdo que solía tener Disney de contar historias. Bailes, cantos, pajaritos volando, felicidad por doquier que hasta se hacía repugnante cual pastel con exceso de dulce. El ser humano está en evolución, y la revolución tecnológica le ha dicho a los cuentos de hadas de Disney: Hey, qué ridiculez es esa? Felices para siempre? Quien va a creerse semejante tontería cantada con coreografía y todo?. Los estudios Disney captaron el mensaje de la sociedad, porque Encantada, aún con sus canciones, bailes y demás parafernalia, de verdad que nos hace reir y creer, pero no creer en los cuentos de hadas con animales que cantan, mundo color de rosa y principes valientes, sino creer en que el amor auténtico existe y que los sueños son posibles dandole a nuestro rudo y tosco mundo un toque de fantasia.

jueves, 3 de enero de 2008

Llanto de Fin de Año, una emoción cargada de reflexion

Feliz Año 2008 para todo el mundo!!. Bueno, que buenas fiestas estas las de navidad y final de año donde la panza crece solo con el fin último de acrecentar la voluntad propia de querer rebajarla a penas entre el nuevo año. Si, la palabra "NUEVO" año supone varias cosas que muchos solemos tomar al pie de la letra como ese motor de cambio en la vida respecto al año anterior, en busqueda de una mejora personal para con nosotros y para con el prójimo. Esas bonitas promesas de fin de año que muy pocos logran cumplir a cabalidad, pues la vida sigue dando duro sin importar el año en el que estemos, y nos da siempre de formas diferentes. No es para nada una reflexión triste, sino una realidad muy pero muy cierta.



El simple hecho de llegar al final de un año suele despertar en muchas personas una ansiedad impresionante. A penas suenan las 12 campanadas del despertar del nuevo año, una emoción, que a veces se traduce en llanto, se apodera de muchas personas, abriendo paso a un despertar interior en la gente que tal vez pocas veces pudo verse durante el año anterior. Es el despertar de una reflexión que tal vez dure mucho, o tal vez dure muy poco. Es el llanto del que hablo que, ya sea de felicidad o tristeza, nos hace pensar finalmente de forma reflexiva contrastando nuestro pasado con el futuro incierto. Es el momento de tomar conciencia de nuestras acciones, de lo que nos pasó, de aquello que nos tocó el corazón, momento de pensar en los que estan con nosotros y en los que ya se fueron, para dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas durante el año que se fue.



Lo malo de eso es que la capacidad que tenemos todos en ese momento de dar gracias a Dios por todo lo bueno y lo malo y reflexionar sobre ello, en muchos de nosotros no se traduce en agradecimiento diario a Dios por las constantes bendiciones que tenemos. Y de nuevo me incluyo en ese particular grupo de personas que no suele dar gracias "al de arriba" por lo que nos da cada día. Ya sea por equis motivo de nuestra ajetreada vida, pasamos por alto la simple bendición de estar vivos. Y esa, si señor, es una bendición diaria. Es cierto que el 31 de diciembre de cada año nos sentimos más vivos que nunca, y que nuestras energias siempre aparecen repotenciadas al comienzo del año nuevo, pero la realidad de las realidades es que aunque muchos lloremos y reflexionemos en ese corto día del adios de un viejo año, nuestra vida merece más de un día para ser vista con los ojos de la reflexión y la humildad de un agradecimiento a Dios por darnos un día mas de respiro vital.


Me he dado cuenta que escribiendo este blog no solo me he convertido en una persona más reflexiva sino también en alguien más espiritual. Y me alegra pues yo creo que mientras más reflexivos somos mas espirituales nos volvemos, pues empezamos a ver que tanto las pequeñas cosas de la vida como las muy grandes, traen consigo una lección de vida que solo Dios sabe poner de la forma más sutil y exacta en nuestro camino. El hombre siempre encuentra a Dios en cada puerta que la ciencia logra abrir, y pienso que podemos ir encontrandonos cada vez más con Dios con cada puerta que nuestra mente logra abrir hacia el mundo, hacia nuestra vida como seres espirituales.


Doy gracias a Dios por darme un año más de vida junto a mi familia y mis seres queridos, aunque las gracias por todos los días a veces se me pase por alto. Sorry Jefe