martes, 16 de junio de 2009

PARADOXIA: Crónica de un Viajero del Tiempo

Día 11 de octubre del año 2170 D.C, Laboratorio de Pruebas CRONOS. Hora: 8:00 am.
Primera prueba de la máquina del tiempo. Aparato inventado en el año 2163 y perfeccionado para el uso humano a finales del año 2169. Hasta la presente fecha se han enviado toda clase de cosas a través del tiempo, libros, plantas, música, animales, pero jamás a un ser humano.

Hora: 8:15 am. Mismo lugar y época.
Me dispongo a realizar mi primer viaje a través del tiempo con el fin de probar la existencia de las paradojas temporales. He tomado una de las obras más famosas del dramaturgo William Shakespeare, “Hamlet”, y he decidido que mi primer viaje será al año 1598, al poblado de Bishopsgate en St. Helen, Inglaterra, tres años antes de que el prominente escritor empezara a desarrollar su maravillosa obra. Mi intención: Encontrarme con Shakespeare y hablarle de su futura creación.

Día 19 de agosto del año 1598, Bishosgate, Inglaterra. Hora: 7:15 pm.
He llegado al poblado y la época programada. Estoy frente a la casa de Sir William, varios arrieros me guiaron para encontrarle. Cargo el libro en mi mano. Voy a tocar la puerta.

Hora: 8:12 pm. Mismo lugar y época.
He entablado una amena conversación con el gran William Shakespeare en la sala de su casa. Le he contado que soy un dramaturgo amateur, que ha estado viajando mucho por toda Europa buscándolo para mostrarle su nueva obra, y que me gustaría que por favor le diera un vistazo. Shakespeare se dispone a tomar el libro pero al momento de intentar tocarlo, su mano se desvanece. El escritor, horrorizado por lo que ha visto, se aleja del libro y de mí, chocando con todo lo que encontraba a su paso con tal de no estar cerca del libro. Su rechazo fue inmediato. Me corrió de la casa con el libro. Jamás lo pudo tocar. Con mayúscula sorpresa en mis ojos, acababa de presenciar la primera negación natural a una paradoja temporal.

El viaje en el tiempo hacia atrás trae consigo repercusiones sobre el universo y sobre las personas involucradas en el hecho que se busca alterar. Según sea el caso, las consecuencias y repercusiones afectan a pocos o a muchos, dependiendo del árbol caótico que se origine luego del cambio. En el caso de Shakespeare, no pudo ni tocar el libro cuando ya el universo estaba empezando a borrarlo de la faz de la tierra. Era su obra maestra aún no pensada por él. Estaba a punto de leerla y de ahí se desprendía el hecho imposible.

Shakespeare iba a caer en la conocida Paradoja del Creador, puesto que, como único autor del libro, iba a interferir con su propio destino al leer una obra suya antes de inventarla. La paradoja es esta: Si William S. hubiese podido tomar el libreto y leerlo, lo más probable es que le hubiese encantado, a tal punto de tal vez pedírmelo de regalo. Yo se lo habría dado, y podrían haber pasado dos cosas: O jamás decide escribir una historia como la de Hamlet, ya que otro se le adelantó y de excelente manera; o simplemente, decide copiarla al carbón y hacerse famoso con las ideas de otro. ¿Otro? ¿Ese libreto no estaba escrito por Shakespeare en primer lugar?. Si la maravillosa idea de Sir William vino de un viajero del tiempo del futuro que le entregó la historia con todo escrito, entonces ¿quién fue el autor de la novela? Nadie, entonces qué hace la novela allí? La paradoja de tiempo cíclico causaría el resquebrajo dimensional que bien habría podido acabar con la existencia de Shakespeare o la mía, puesto que si éste decide no escribir nunca nada, no hay objeto para que esa obra fantasma o mi persona estén parados en ese tiempo hablando con él, por ende, tanto el libro como yo, nos hubiésemos desvanecido al momento de hacer contacto con el gran escritor. El primer relato, fue solo uno de los posibles resultados catastróficos del viaje en el tiempo hacia atrás.

Día 9 de Octubre 2170, Laboratorio de Pruebas CRONOS. Hora: 8:15 am.
Luego de la traumática experiencia con William Shakespeare, he decido alterar una parte de la historia reciente afectando un hecho más trascendental: El ascenso de Hitler al poder en Alemania. Mi intención: Viajar a Alemania, al año 1937 y asesinar a Adolf Hitler antes de que éste ponga en marcha la invasión a Polonia que dio comienzo a la Segunda Guerra Mundial. Su muerte previa, evitaría la guerra y por consiguiente el genocidio de judíos en el Holocausto, además de salvar miles de vidas en todo el mundo.

Día 23 de julio del año 1937, Berlin, Alemania. Hora: 9:30 am. He llegado a Alemania, y con ayuda de equipo de camuflaje, me he infiltrado en un edificio alto cerca de una concurrida plaza en Berlin. Hitler, está por salir de otro edificio cercano hacia su carroza escolta. Tengo un rifle de francotirador puesto en la azotea del edificio listo para acabar con su vida cuando lo tenga a tiro.

Hora: 10:22 am. Misma locación. Hitler sale del edificio acompañado por parte de la Guardia Policial, la Gestapo rumbo hacia su vehículo. Enfilo el arma hacia su rostro. Voy a disparar. Se nubla la mira. La limpio y enfoco nuevamente. Voy a apretar el gatillo. Extrañamente se traba. Hitler sigue avanzando hacia el auto. Levanto el arma y acomodo el gatillo, la coloco de nuevo en su puesto, aún hay tiempo. Apunto, y respiro para disparar. Justo al momento del disparo, una paloma golpea el arma desviando el tiro de su trayectoria. El estruendoso sonido, alerta a la Gestapo y al Fuhrer poniéndolos en alerta y escapatoria. Hitler sale con vida del atentado.

Un lente empañado, un gatillo trabado, una paloma descarada. Todas estas circunstancias ocurrieron coincidencialmente en el justo momento en que estaba a punto de cambiar la historia del mundo. Coincidencia o predeterminación del Universo para impedir la modificación del curso de la Historia?.

Existe una teoría sobre la imposibilidad de las paradojas que habla de que si fuese posible viajar hacia atrás e intentáramos revertir un hecho con el cuál estamos directamente involucrados, hay la posibilidad de que el Universo, mediante un ordenamiento temporal y dimensional, imposibilite el cambio. Esto es porque el cambio forma parte de una línea temporal que afectaría al viajero, y representa el motivo principal por el que éste ha hecho su viaje.

Si hubiese matado a Hitler, lo más probable es que, en mi caso particular, yo me hubiese desvanecido al momento de hacerlo, y el resto del mundo se reordenase por efecto dominó hacia un nuevo futuro sin Guerra. Mi muerte ha podido deberse a muchas causas: Tal vez mi abuelo, por no haber tenido que viajar a pelear con los Aliados, se quedó en la casa, y murió a manos de unos ladrones que querían quitarle sus zapatos por allá en el año 1941. O tal vez en un accidente, o por enfermedad, solo por el simple hecho de quedarse en casa por no existir la Segunda Guerra Mundial.

Tal vez no todos, pero sí algunos de los que pelearon en la guerra y sobrevivieron, lo mejor que les pudo pasar fue estar ahí. En la guerra el destino los puso en un riesgo enorme, pero tal vez los salvó de una muerte segura en otro lado bajo circunstancias más simples. Entonces, bajo este esquema de la Teoría del Caos, yo estaba destinado a estar jodido con la muerte prematura de Hitler. Tal vez si no se hubiese trancado el arma o aparecido la paloma, mi dedo se habría desvanecido antes de disparar tal como le pasó a Shakespeare antes de tocar su obra.

El hecho es que para el viajero, la causa de su viaje no puede desaparecer cronológicamente. Hitler debe ascender al poder para que todo suceda, y en el futuro sea la causa del viajero para regresar. Sin Hitler en el mapa del tiempo, no hay razón ni motivo para que el viajero retroceda en el tiempo a matarlo. Pero entonces, ¿cómo pudo matarlo si jamás viajó?. Entonces Hitler vive y sigue y sigue y sigue la paradoja.

Día 5 de Octubre del 2170, Laboratorio de Pruebas CRONOS. Hora: 8:00 am. Me dispongo a realizar mi tercer y último viaje, aún sin respuestas claras sobre las paradojas. Mi intención: Conocer a mi padre cuando era joven, sin que sepa que soy su hijo, para enseñarle a superarse en la vida y así acomodar y mejorar su futuro y el mío. Pero justo antes de viajar acabo de pensar algo curioso. Mi hijo pequeño en este momento tiene 5 años y le gusta la ciencia, yo tengo 37 y jamás nadie me ha visitado a mi presente con las mismas intenciones que tengo yo con mi padre de visitarlo en el pasado. Mi vida es difícil y nadie ha venido a aconsejarme sobre mi futuro incierto.
Fundamentado en esto, empiezo a pensar más allá y tampoco he escuchado en las noticias sobre gente del futuro viniendo a nuestro presente (pasado para ellos). ¿Qué quiere decir esto? ¿Las paradojas definitivamente son imposibles y por eso no hay mella de un viajero del futuro que haya cambiado algo de nuestro presente?. Ahora bien, ¿Qué hay que cambiar de un tiempo presente? Si el futuro está escrito por qué no ha venido nadie?. O en todo caso, ¿será posible que no tengamos visitantes del futuro en nuestro presente porque simplemente ellos aún no han creado una maquina capaz de hacer eso? Si es así entonces cómo rayos es que existe en este momento esta máquina en la que acabo de viajar?. Creo que sin saberlo formo parte de una paradoja y tal vez me desvanezca antes de empezar a escribir en este diario.

jueves, 4 de junio de 2009

El Beneficio de No tener Luz

La temporada de lluvias de este año ha llegado, lo pude comprobar el día de ayer por la tarde cuando venía con mis compañeros de viaje hacia mi casa, y a más de 10 Km de la entrada de la ciudad una tormenta de gran magnitud arropó todo el horizonte. Tenía tiempo que no veía una lluvia cerrada así, lo que es señal de que el invierno ha llegado.

Cuando llegamos a la ciudad ya era de noche, y como es común, cuando las ciudades tercermundistas no están preparadas para imprevistos de ninguna clase, empezaron a verse las primeras fallas de luz tanto en el alumbrado de las calles como de las casas. Con cada trueno, un apagón por algún sector. La ciudad debía parecer, vista desde el cielo, un arbolito de navidad con luces intermitentes. Fulminantes subidas y bajadas de luz acompañan a estas típicas tormentas de invierno tropical, y hacen que todo lo que sea eléctrico se joda o se ponga a punto de joderse.

Al ver como se iba la luz por todos lados, inmediatamente intuí que mi casa no iba a ser la excepción, porque la luz siempre se ha ido de golpe por minutos, y siempre ha pasado sin que haya lluvia. Al llegar confirmé lo que pensaba porque vi todo a oscuras. Mi mente, puesta en automático, venía pensando en que al llegar lo primero que haría sería acostarme a ver televisión. Televisión?, o sea, aparato, enchufe, corriente, LUZZZ. Me jodí.

Incapaz de cumplir con mi rutina diaria después del trabajo, me puse a pensar, como otras veces, en cuán conectado está uno con los aparatos eléctricos, que llega a sentirse hasta impotencia de no poder hacer nada porque la electricidad simplemente le domina el mundo a uno.

Y mi rutina no es nada campestre: llego al televisor, o en su defecto, al computador cuando Mila está usando el primero. Una vez que suelta el TV, cambio de un aparato a otro o simplemente me alterno entre los dos. Cuando ambos están aburridos para mi, enciendo un rato el xbox , o en el caso menos común, enciendo el piano y lo conecto al computador para ver que me sale. Bajo estas costumbres, totalmente enchufadas, no es de extrañar que el mundo se me venga abajo cuando no hay luz por falta de distracción post laboral. Obviamente se nota que no tengo hijos verdad?

Sin embargo, la difícil tarea de llegar a casa bajo la fuerte lluvia, me dio más cansancio de lo esperado y solamente esperaba ver la tele. Negativo. Simplemente me resigné a no tener mi dosis del día, y fui a sentarme en la sala de la casa (donde hace menos calor), bajo la luz de una vela, a esperar que llegase la luz (si llegaba), acompañado de mis abuelos y Mila.

Qué tiempo tenía sin hablar con ellos?. Vivimos en la misma casa y sentí que tenía semanas sin mediar palabra con ninguno. Yo soy uno de esos especimenes que vive y muere por los aparatos electrónicos, por la tecnología y los avances, que llega a aislarse del mundo por sumergirse dentro de la distracción moderna de los perolitos y medios actuales de comunicación e información. Me olvido de todo y de todos, la curiosidad por la cultura general es prácticamente mi vicio, y es satisfecho a través de la Internet y la tele, sin mencionar que soy fanático de los videojuegos de adultos. Por lo tanto, fue impactante para mi saberme tan desconectado del entorno familiar por pasármela tan enchufado del entorno mundial.

Con el cordón eléctrico roto, me dispuse a conversar amenamente con mi abuela y mi esposa de las cosas más variadas del quehacer diario. Y se habló de todo: Remembranzas del pasado de mis abuelos; recuerdos de cuántos perros mi abuela había criado y matado en toda su vida; de cómo vi morir a mi heredero, el loro ´Roberto´, después de un día de agonía; de la fuerza y el poder de los rayos y de cómo casi toda mi familia muere fulminada por una centella, que cayó cerca de la casa cuando todo el mundo estaba dentro; de mi bisabuela y su nueva costumbre de hablar sola y repetir las cosas que dice más de 10 veces como si fuese un reproductor de discos de acetato pegado; el miedo de mi abuela a que mi abuelo, después muerto, empiece a salir como espanto rechoncho a reclamar el corotero que guardó durante su vida y que jamás usó; de lo botarata y descuidado que era mi difunto bisabuelo materno que acostumbraba a prestar dinero a la gente sin otra garantía que la palabra de caballero o una letra firmada que a la postre no valía nada; de la llegada del temido virus A(H1N1) a Venezuela y los riesgos de que exista gente infectada en Guayana, etc, etc, etc, y muchísimos más etc.

Nos pudimos reír un mundo, bajo la luz de las velas y hablando pistoladas. Sin luz y con calor. No me hizo falta durante ese rato ni la tele ni el PC, ni el Xbox ni el piano. Prácticamente fue un beneficio la falta de luz porque me puso en contacto con mi gente, y me recordó que también es bueno charlar un rato con los seres querido. Especialmente con los más viejitos, porque son joyas que hay que aprovecharlas mientras están con nosotros. La luz llegó a las 10 de la noche y lo único que me molestó fue el calor. Puedo decir que fue una noche especial y poco común, totalmente Unplugged y llena de risas y anécdotas, igual que un día de campo, bajo la luz de la luna, lejos del ruido de la ciudad y los incompresibles avances de la tecnología moderna.

Caraduría Religiosa

Sabado: 8:30 am, suena el teléfono ferozmente. Numero desconocido, no contesto, es alguien molestando, no. Dos minutos después, suena el teléfono de nuevo y la insistencia me hace pensar que es Mila tratando de contactarme. Contesto. No era ella. Era un amigo con una propuesta indecente, pidiéndome un favor poco común e inesperado a las 8:30 am de un sábado: Epa chamo, quieres ser mi padrino de Confirmación?.

Confirmación?? Eso no lo hacen los niños?? Revisé mi archivo mental y somnoliento de lo que era eso en la religión católica, y mi respuesta inmediata fue: Te vas a casar el mes que viene y no te has confirmado?? DIOS!!. Quería colgar el celular de sopetón pero ya había atendido y entablado una jocosa conversación con el hereje en cuestión. Le pregunté a qué hora era y me respondió que a las 9:00 am. Marisco son las 8:30 am, estas loco??. Déjame ver como hago, nos vemos, y tranqué.

Una vez, hace mucho tiempo fui bautizado por la iglesia católica cuando tenía más o menos 1 año de nacido. Mis padrinos, a quienes recuerdo solo por fotos, me “echaron el agua”, y el padre, el cual mucho menos recuerdo, me santificó poniendo mi cabeza en remojo, o algo así. No recuerdo nada de eso y por eso bromeo con ello como si eso jamás hubiese pasado.

Sin ninguna clase de voluntad propia, fui llevado a una iglesia frecuentada por mis familiares por su tradición católica, y fui bautizado en el rito de esa religión. Años después, muchos después, luego de mi Comunión, extrañamente le perdí la fe y la confianza a una iglesia que no llenaba mi espíritu y más bien me hacía sentir vacío al salir de ella. No pienso criticar a la Iglesia Católica ni detallar en el porqué le perdí la fe, pero el hecho es que abandone aquel compromiso que una vez asumí sin mi propia voluntad.

Por ese traspié que a veces la iglesia católica se da con sus propios feligreses, y por el creciente número de personas que se van al exilio de esa religión (y muchas otras) sin decir por qué, el medio creó un rito que viene justamente después de la Comunión llamado Confirmación, que busca establecer una especie de orden entre los que se quedan y se van de la religión católica, permitiendo a los que se quedan, continuar con el siguiente rito que es el del Matrimonio por la vía y derechos propios de los católicos.

Yo jamás me confirmé, porque con total sinceridad les dije a mis padres que no quería hacerlo. Ellos entendieron fácilmente porque tampoco se consideran unos católicos per se. Llevan la creencia y el amor por Dios y Jesús según las enseñanzas de la iglesia católica, pero tienen una forma de pensar hacia los procedimientos de ésta que los han alejado de los templos y los han puesto a creer en un Dios más íntimo, más personal. Esto los ha vuelto una especie de renegados de la iglesia católica, por lo que entonces yo no esperé mucho e igual los seguí.

La vida me colocó por delante a mucha gente con creencias religiosas muy arraigadas y diferentes a las mías, lo que me puso al tanto de la gran diversidad de religiones y pensamientos, y me hacía sentir como un náufrago en una isla desierta porque no me podía encontrar en ninguna de ellas. Sentía muy dentro de mí que todas las religiones se contradecían, y en lo único en que comulgaban, existían reglas y procesos tan diferentes como extraños. Todos basados en la Biblia, pero bajo una perspectiva muy diferente según cada religión.

Mi primera decisión sincera fue no confesarme nuevamente ante un padre o un cura en una iglesia, la segunda fue no confirmarme porque no quería continuar con más ritos de los católicos. Fui sincero, y por no ser hipócrita, le di la espalda completa a mi religión de nacimiento. Creo que la hipocresía es un pecado y es más fuerte aun cuando la hipocresía intentas hacérsela a Dios.

Mientras me daba el baño a la carrera pensaba un poco en eso. Qué loco el amigo mío al intentar confirmarse luego de un montón de años viviendo como quién sabe qué bajo la lupa de Dios. Era católico mi amigo? Había hecho lo mismo que yo? Bautizarse sin saberlo como católico y luego dejarlo por no sentir que aquello le llenaba su espíritu?. Muchas veces sentí culpa por renunciar a la religión católica sin avisar, pero es que no existe una especie de Acta de Renuncia en la que se deja plasmada la firma del desertor, sino que simplemente uno se va y deja de asistir, lo que remuerde a veces la conciencia.

Al llegar a la iglesia, me plantaron en una charla en la cual todos los confirmantes eran niños, preparados de antemano durante 3 meses para el rito de la Confirmación. Los padrinos a su vez, debían tener el conocimiento del significado de la Confirmación, y el valor espiritual que tenía esta reafirmación de la fe para la iglesia católica. Allí me enteré de qué tan importante era la Confirmación, que solo podía darla un cura con rango de Monseñor. Mi amigo no se presentó a la charla, ni siquiera hizo el esfuerzo por saber qué era eso que estaba a punto de hacer.

Al día siguiente era el acto de Confirmación. Miles de niños, padrinos y padres abarrotaron la iglesia, y yo llegué al sitio primero que mi ahijado hereje. Al llegar, mi amigo empezó a bromear por todo, lo que no era más que una actitud nerviosa hacia un acto religioso, que para él no era más que un protocolo sin sentido y sin valor espiritual. Me estaba empezando a sentir incómodo con lo que me tocaría hacer, y esa misma sensación de hipocresía que una vez sentí al comulgar por primera y única vez, volvió a atravesarse por mi cabeza.

No me contuve, y en un momento durante la misa le pregunté a mi amigo si había sido obligado a hacer eso. No me contestó. Buscando respuesta le pregunté si le tocaba casarse en esa iglesia y me dijo que no. Le pregunté si necesitaba un certificado de confirmación para poder casarse y me respondió que no. Mi pregunta dentro de mi cabeza entonces fue: ¿Que carajo haces aquí confirmándote si ni siquiera sabes lo que es eso?? Vas a dejar que un cura te cachetee o te lance agua bendita en la cara sin siquiera saber lo que eso significa?. Pensé en la caraduría religiosa de mi pana allí presente y no podía comprender cómo se podía ser hipócrita con Dios mismo.

Había sido enviado allí a cumplir con eso, tal vez por sus padres o su futura esposa, solo por hacerlo. No había ni siquiera un minúsculo valor espiritual por eso dentro de su corazón, y estábamos a punto de pararnos frente al Monseñor. El cerebro me daba vueltas y de momentos tenía ganas de salir corriendo como la Novia Fugitiva y dejar a ese guevón parado ahí a que le escupiera en la cara al ritual de la Confirmación él solo.

Nos paramos ante el padre, me hicieron poner la mano en su hombro como un carajito y le preguntaron si aceptaba a Dios y renunciaba a sus pecados. No respondió un carajo. Lo hicieron decir Amen forzadamente porque a leguas mostraba su desapego e ignorancia hacia el compromiso que estaba tomando. Le pasaron un algodón por la frente y nos retiraron. El segundo padre en voz baja me preguntó: "Quién lo preparó a él?". Yo, con toda honestidad y vergüenza respondí: No lo se padre. El padre hizo un gesto de negativa y de decepción que difícilmente se borrará de mi mente.

Mi amigo al retirarnos dijo: “Ya cumplimos con esto vale”, pero no le respondí, me adelanté rápido para llegar a mi puesto y decirle a Mila que nos íbamos. Quería salir de ahí porque me sentía hipócrita.

Mi fe en Dios incluye el respeto a todas las formas y maneras de creer en él. No soy católico porque no creo en la mayoría de las cosas que pertenecen a esa religión. Igualmente no soy evangélico, ni pentecostal, ni adventista, ni mormón, pero respeto la fe de otros, ya que pienso que es en lo único que comulgan todas las religiones, en la fé. Por eso, si la Confirmación es tan importante para los católicos, ¿por qué hemos de irrespetarla simulando que creemos en ella cuando es una total mentira?. Es preferible aceptar que se es un renegado o exiliado a aceptar con caraduría que te pasen una esponja mojada por la cabeza o te metan debajo de la lengua un pedazo de pan especial lleno de sangría Don Julian, simplemente porque crees que eso es lo que significa y vale para tí. Valdrá poco para unos, pero mucho para otros y eso merece al menos respeto.

Muchos como mi amigo el hereje, van a la misa a darse golpes de pecho: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…”, pero no piensan ni por un segundo por qué se atribuyen la culpa. Al salir, salen renovados, como nuevos, exculpados, pero no comprenden que una oración no vale nada sin sentimiento, sin fe y sin arrepentimiento. Da pena ajena saber que muchos como mi amigo, se jactan de ser confesos, bautizados y confirmados pero no sienten su cristianismo como debiesen hacerlo. Irónicamente y en cierta forma esto me reconforta ya que, a pesar de tener creencias muy particulares que no encuentran refugio en ninguna religión específica, siento que tal vez no estén muy distantes del buen camino. Mi Dios va por dentro y mi comunicación con él es de dos. Respeto al que se congrega y piensa diferente, pero no podría hacer lo que muchos hacen inconscientemente. Puedo estar mal, puedo estar bien, pero prefiero darle la espalda a la religiosidad sabiendo por qué lo hago, que darle la espalda a Dios sin saberlo.