Yo siempre me he fijado que uno el ser humano es el unico ser vivo que es capaz de tropezarse dos y hasta tres veces con la misma piedra. El mismo error una y mil veces como una forma de querer aprender a trompicones y no a traves del analisis y la reflexion. Ojo, que no se vaya a creer que porque yo soy una persona reflexiva no me estoy metiendo en el mismo saco. A veces nuestra capacidad de reflexion no es suficiente para aprender cosas que por lo visto solo se aprenderan algún día cuando la pera de box de nuestro cerebro se rompa por haber llevado tantos golpes.
Errores humanos repetitivos hay millones, pero los más críticos son: 1) la creencia de que con guerra se pueden resolver los problemas del mundo, 2) que nuestros hijos no tienen por qué cometer nuestros mismos errores (cuando hay miles nuevos por cometer), 3) creer que el amor algun dia dejará de doler, 5) creer que la felicidad es un destino en el camino de nuestra vida cuando en realidad es una forma de recorrerlo, y otros tantos etcs, etcs. Pero el error particular en el que quiero hacer referencia, y que a partir de él se desprenden muchos otros, es el de los prejuicios hacia otros seres humanos. Juzgar antes de conocer, antes de ver, antes de saber. Lastimosamente, de la misma forma como nuestro cerebro cierra automáticamente las letras que no se ven bien en un documento borroso permitiendonos leer su contenido, a veces nuestra cabecita se pasa de maraca y "cierra" automáticamente el círculo que aparentemente envuelve a otra persona, creando consciencia, condiciones y características, basandose solo en pequeños retazos de información sobre ella.
El generar prejuicios hacia la gente es una condición tan arraigada y una respuesta tan automática de nosotros que ni siquiera cabe protestar por el hecho de que un error como ese lo sigamos cometiendo. Por otro lado, es lógico que seamos prejuiciosos en la vida si desde que nacemos somos bombardeados con prejuicios de todos tipos. Hace unos días visité a mi ahijado de 3 meses de nacido en Caracas y a mi compadre. En un momento en que conversabamos sobre el parecido del bebe, tanto en físico como en comportamiento, se nos ha escapado el comentario "ese va a ser igualito al padre de pasao", solo porque notamos que el bebe tiene ciertas manías similares de su padre en la forma de dormir y algunas muecas. Luego de eso me dije: - Uno el ser humano si tiene cosas -. ¿Como un bebé puede llegar a parecerse al pelo a su padre en cosas aun desconocidas tan solo por verle cómo duerme? Ese fue un comentario, que aunque jocoso, no deja de ser prejuicioso. Una cosa repetida mil veces se puede asumir como verdad y en un futuro se puede creer que un niño será algo que en verdad ni remotamente es.
Errores humanos repetitivos hay millones, pero los más críticos son: 1) la creencia de que con guerra se pueden resolver los problemas del mundo, 2) que nuestros hijos no tienen por qué cometer nuestros mismos errores (cuando hay miles nuevos por cometer), 3) creer que el amor algun dia dejará de doler, 5) creer que la felicidad es un destino en el camino de nuestra vida cuando en realidad es una forma de recorrerlo, y otros tantos etcs, etcs. Pero el error particular en el que quiero hacer referencia, y que a partir de él se desprenden muchos otros, es el de los prejuicios hacia otros seres humanos. Juzgar antes de conocer, antes de ver, antes de saber. Lastimosamente, de la misma forma como nuestro cerebro cierra automáticamente las letras que no se ven bien en un documento borroso permitiendonos leer su contenido, a veces nuestra cabecita se pasa de maraca y "cierra" automáticamente el círculo que aparentemente envuelve a otra persona, creando consciencia, condiciones y características, basandose solo en pequeños retazos de información sobre ella.
El generar prejuicios hacia la gente es una condición tan arraigada y una respuesta tan automática de nosotros que ni siquiera cabe protestar por el hecho de que un error como ese lo sigamos cometiendo. Por otro lado, es lógico que seamos prejuiciosos en la vida si desde que nacemos somos bombardeados con prejuicios de todos tipos. Hace unos días visité a mi ahijado de 3 meses de nacido en Caracas y a mi compadre. En un momento en que conversabamos sobre el parecido del bebe, tanto en físico como en comportamiento, se nos ha escapado el comentario "ese va a ser igualito al padre de pasao", solo porque notamos que el bebe tiene ciertas manías similares de su padre en la forma de dormir y algunas muecas. Luego de eso me dije: - Uno el ser humano si tiene cosas -. ¿Como un bebé puede llegar a parecerse al pelo a su padre en cosas aun desconocidas tan solo por verle cómo duerme? Ese fue un comentario, que aunque jocoso, no deja de ser prejuicioso. Una cosa repetida mil veces se puede asumir como verdad y en un futuro se puede creer que un niño será algo que en verdad ni remotamente es.
Pero yo llamaría a prejuicios como ese benignos. Los prejuicios malignos considero que son aquellos que de algun modo desencadenan actitudes de desprecio y denigración hacia otra persona. Los discapacitados son los que sufren los mayores prejuicios de la gente por su condición de "inválidos". También sufren de eso aquellas personas que algunos se atreven a llamar "socialmente diferentes", como los homosexuales y la gente de raza negra o india. Irónicamente, son todas esas personas las que nos dan las mayores lecciones de vida y la enseñanza de que los prejuicios casi nunca dan en el clavo de lo que se cree.
Entonces, somos prejuiciosos pero para nada autocríticos. Por ende somos orgullosos y creidos. La ecuación está completa. Miramos hacia abajo a aquellos que "creemos" que estan abajo, pero en realidad nos llevan leguas de distancia delante de nosotros en aspectos que pocos conocemos o ponemos en practica, como la perseverancia, creer en los sueños, la fé, la superación y el logro de esos sueños.
Un ejemplo en carne viva de esos prejuicios hacia la gente que aparentemente esta "abajo" es el famoso programa de televisión American Idol, y sus sopotocientas copias que se han hecho alrededor del mundo. Este programa explora y explota el potencial del ser humano común haciendolo enfrentarse cara a cara con la oportunidad de su vida de lograr sus sueños, desafortunadamente teniendo que exponerse física y emocionalmente a la mirada destructiva de tres jueces pertenecientes a la gran maquinaria del mercadeo musical. Es como meter la cabeza en las fauces de un leon en un circo y esperar que con suerte al sacarla la gente te aplauda y ovacione. La diferencia es que en el circo el león siempre esta domado, y el actor siempre recibirá los aplausos. En Idol el león no está para nada domado, los aplausos no están garantizados y el gancho del programa es basicamente "destruir lo que no sirva y meter lo que sirve".
Y lo hacen muy bien. Los jurados reciben a miles de participantes sin talento para lo que les interesa y materialmente los destruyen emocionalmente. Es un - lárgate y no se te ocurra volver a pasar por aqui! -. De esos miles unos muy pocos talentosos logran pasar el ojo acusador y PREJUICIOSO del jurado y el público. Horas y horas de ver y entrevistar a gente - y payasos - que no tienen lo que se quiere (talento), ponen a jurado y público con las garras afiladas ante lo que traerá el proximo aspirante.
Pero el ser humano ve con los ojos y a veces se va por la tangente. En el programa "Britains got Talent", copia Inglesa de Idol, los Jurados recibieron una lección de que el talento cuenta más que la apariencia. Paul Potts, un vendedor de celulares en una tienda en el poblado de Port Talbot, inseguro y con una vida pasada bastante triste, se paró ente los jurados del programa (incluido el mordaz y destructor Simon Cowel) con la firme intención de cantar ópera. Su apariencia fìsica - regordete, con cara de inseguridad total acompañada de una mirada semi vizca y un diente roto producto de un accidente - y su vestimenta - un traje oscuro viejo y barato - , le dieron al elitista jurado y publico las herramientas para descuartizar visualmente a Potts antes de que este pegara la primera nota. El desprecio del jurado se notó en las cámaras. "Nessun Dorma", de Giacomo Puccini - y pieza por excelencia de Luciano Pavarotti por su complicado y espectacular agudo final - empezó a sonar en el escenario. En este video se puede ver lo que sucedio después:
La sorpresa fue tremenda, y la reaccion del público y el jurado ante tal interpretación, de verdad que eriza la piel. Un talento impresionante oculto en ese pequeño hombre falto de confianza pero deseoso de lograr sus sueños. Sin miedo al escarnio público por su apariencia se expuso, demostró y triunfó. Una lección más de que los prejuicios del ser humano pueden ser tan dañinos que solo bastó minuto y medio de interpretacion de Potts para que el rostro y actitud del jurado cambiara de escéptico desprecio a total admiración. Ya no importó la gordura, la mirada vizca, el traje viejo ni el diente roto. Potts era talento y del bueno. Se metió al publico en el bolsillo, y el resto de la historia es que este gordito no solo pasó a la siguiente fase, sino que ganó el concurso y firmó un contrato con Simon Cowel para su primer Disco llamado "One Chance". El disco ha vendido millones de copias en EEUU, Europa y Reino Unido. Otro diamante en bruto que al fin brilló.
La Naturaleza Humana es una cosa seria. Y la vida siempre nos dice: "se están equivocando", pero no le hacemos caso. Ojala todos fueramos mas como Paul Potts y menos como el jurado de "Britains Got Talent". Asi todos alcanzariamos nuestros sueños y lograríamos por fín la hermandad que tanto buscamos entre nosotros. Seríamos iguales, porque en verdad lo somos.