lunes, 9 de junio de 2008

Decirle NO a la Historia














La incredulidad ante un resultado imposible, la sorpresa de ver el marcador al reves, querer mirar de nuevo porque parece que vimos mal, repetirselo no una, sino más de diez veces para ver si con eso engañamos al cerebro y le hacemos creer lo increible. Artilugios de una mente acostumbrada a lo adverso ante un rival literalmente imbatible, que por primera vez en la historia cae a los pies de un pequeño emulando al David de Goliat aunque sea por una vez de unas mil.


Giancarlo Maldonado, arrancaba por la derecha, burlando el fuera de juego enemigo y tras un pase elevado del no tan novato Ronald Vargas, a casi tres cuartos de cancha y sin defensas que le molestasen, encara nada más y nada menos que al arquero del A.S ROMA y heroe de la Copa America del año pasado, Doni. Clase mágistral, olfato de goleador, y una media vaselina dieron cuenta del experimentado arquero, que tal vez no esperaba sinceramente mucha creatividad de un jugador venezolano. El globito del balón en camara lenta y su anidada en la red me hicieron decir GOL! pero con el signo de interrogación justo delante del de exclamación: GOL!?...O sea, que??


El Pentacampeón Mundial del Futbol, Brasil, miraba cómo un diminuto jugador le robaba las espaldas con personalidad, caracter, definición y total irrespeto, poniendo el careo a favor de la ex "Cenicienta" de Suramérica por primera vez en su historia ante semejante rival. Recuerdan cuando ganarle a Venezuela era un trámite? El "Out que regala la liga" en la mejor jerga del beisbol. Pan comido, un tiro al suelo, morirse de viejo, etc etc etc. Me imagino que antes los directores tecnicos le decían a sus jugadores: Muchachos, emborrachense hoy!, no importa, mañana jugamos contra Venezuela". Eramos la vulgar "caimanera del continente". Requetesabido era por todos que Venezuela llegaba era a tirar balonazos desde media cancha a ver si de vaina con un rebote loco entraba el balon en el arco contrario, o en su defecto, llegabamos con la firme determinación de repartir patadas a quien fuese a fin de lesionar al jugador clave y aprovechar la coyuntura para sacarles ventaja, por supuesto, con balonazos desde media cancha.


La mediocridad era ya sinverguenzura y lo que daba era risa ver a la selección jugar, si es que alguien alguna vez la vió en su etapa oscura. No habia carácter, ganas de ganar, ni personalidad en el jugador venezolano. Era la costumbre de salir con las tablas en la cabeza con cada partido y luego echarse los palos cagaos de las risas con el tipico humor del venezolano de reirse de sí mismo al extremo de perderse el respeto. Sinceramente es nuestra mejor cualidad pero definitivamente es una espada de Damocles y en el futbol nos puso de rodillas durante muchos años.


"Que bolas, jajaja volvimos a perder....uno más pal saco! Anotame otra ahí primo como el piazo el Gol que nos metieron los Bolivianos del coño esos!", porque de bolas!, si perdíamos era con el peor, y por goleada, y el tema era segurito para cagarse de las risas en una taguara con los demás compañeros del equipo. No había etica y lo demostrabamos en todo. Hasta era un chiste de los más buenos el que se comentaba de que los jugadores Venezolanos después de perder por goleada con Brasil, al terminar el partido iban a pedirle autografos a Ronaldo, Roberto Carlos, a Cafú porque eran las "estrellas" del momento. "Gracias por dejarnos en ridiculo, y en casa!.. Me firmas este autografo?. Que diga: Con cariño de Robertiiinho!". Inconcebible!


Pero la Era Paez tenía que llegar. Recuerdo que ese timonel, aunque loco de perinola, le imprimió a los jugadores un caracter de irreverencia hacia sus congéneres de los otros países y un respeto hacia nuestro futbol y sus capacidades. Y eso se vió cuando la "Vinotinto" emergió de la tumba y empezó a ser tomada en serio. Los triunfos dieron seriedad y personalidad a una selección que poco a poco ha escalado a posiciones impensadas en otra época. Todas las selecciones de Suramerica (menos Argentina) fueron cayendo ante los "lanceros de Paez", y algunas en circunstancias sorprendentes e increibles. El "Centenariazo" en Uruguay, donde la Vinotinto arrastró 0-3 a los gauchos en su propia casa frente a más de 80 mil personas, o en Quito, donde los venezolanos silenciaron a todo un estadio con un Golazo de más de 40 metros de Jose M. Rey, son todos ejemplos de un proceso que a pasos firmes busca alcanzar por primera vez un Mundial y aparecer en los albumnes de Panini.


Pero ganarle a Brasil estaba en otro contexto. Era un salto muy grande que ningún venezolano esperaba que sucediese tan pronto, o que sucediese nunca. Los amazonicos tenian un repertorio muy amplio de palizas en toda la historia de los vinotinto que no había en la mente de nadie ni la más remota posibilidad de que al menos se le pudiera empatar a esos extraterrestres. Eran mágicos, eran Galacticos y mejor dejabamos el sueño hasta ahí, mejor darle pelea lo suficiente como para no perder tan feo.

Giancarlo había colado el primero ante un estupefacto estadio Gillet en Foxborohg USA, vestido totalmente de amarillo verdoso. Nadie aplaudio el hábil gol del pequeño ariete, ni yo, porque simplemente no creia que eso pudiera estar pasando. Pero era hora de decirle NO a la historia y romper con los paradigmas. Brasil arrancó a pisotear a los criollos fuera de casa y recibieron el balde de agua fría de un equipo dispuesto a más que pelear. Todas las estrellas de la Canarinha se lanzaban en un despiadado ataque por todas las bandas pero todas se estrellaban contra un mural de defensa poca veces visto en los vinotinto. Faltaron Kaká y Ronaldinho pero el resto de las estrellas estaba en el campo batallando para empatarle al que jamás se les había adelantado.


La incertidumbre y sorpresa se volvieron alegría y regocijo cuando Ronald Vargas, con pase de espaldas de Juan Arango, se coló hábilmente por la derecha, encaró a dos defensas y con grosera "bicicleta" a lo brasilero se llevó por delante a Luisao para batir con chute cruzado a la derecha a Doni y clavar el 0-2 en el marcador apenas en el primer tiempo y dejar loco a todo un estadio que debía estarse preguntando: De donde salieron estos tipos?.


Venezuela aguantó el segundo y esperó con seguridad y aplomo el desesperado y esperado ataque de los dolidos brasileños. Hubo magia de los amazonicos algunas veces pero la providencia, la ferrea defensa y algo de suerte le dieron a la vinotinto el dulce sabor del triunfo fuera de casa ante el todopoderoso, ante Goliat.


No hubieron autografos al final porque el ganador no fue el esperado, el estadio ya estaba medio vacío sin haber terminado el partido, y los Vinotinto no necesitaban ni aplausos extranjeros ni autografos de las estrellas porque ellos eran ahora sus propias estrellas. Abajo, bastante al sur, había un país esperandolos con incredulidad y alegría rebozante de ganarle al grande. Ahora pueden echarse los palos con satisfacción y decir: "Nos clavamos a los Penta, anotame otra primo y me anotas también ahora a Argentina, porque ahora le toca a ellos".




Arriba Vinotinto...Arriba el Orgullo Venezolano.