jueves, 8 de noviembre de 2007

Cuatro Voces y Un Corazon

Dicen por ahí que la musica es la manifestación del alma. Lo chistoso es que quien generalmente dice eso es un musico o sabe de eso. Yo, particularmente me incluyo en el grupo de conocedores "amateur" de la música, y en base a lo que siento a traves de ella puedo decir que sí, que la musica es manifestación del alma. Es nuestro Ser Verdadero, q al ser liberado, abre sus alas de gran belleza para maravillar al mundo con su mera presencia en escena.



Cantar es uno de mis más grandes placeres, y aunque no lo practico como solista, formo parte de una familia de voces sin igual: Un Orfeón. Especificamente el Orfeón Universitario de la UDO Bolivar en el que llevo ya 4 años. Y son esos años los que me han permitido ver pasar por sus filas a tanta gente de diferentes tipos, con diferentes cualidades, personalidades y dones vocales. Muchos de los que estaban cuando empecé ya no están, pero es bonito ver como el Orfeon guarda dentro de sí un mismo espíritu que no se debilita con la partida de sus integrantes.

Hace unos días el Orfeon se presentó en el VIII festival de coros internuecleos de la UDO, emergiendo de las cenizas como Ave Fenix, luego de un fatal año 2006 en el que el Coro de la UDO Bolivar sufrió la peor crisis de integrantes desde hacia ya muchos años. En ese año, el publico no escuchó las voces del orfeón de Bolivar. Por esa razón, en este año, cuando se anunció en la sala la reaparición del Nuevo Coro de la UDO, Núcleo Bolívar, los aplausos sobraron de parte de los demás coros de la universidad, que esperaban con ganas el regreso de las voces de los Guayaneses.

Para los demas orfeones que en el acto estaban presentes, la mayoría de las caras en el Coro de Bolivar eran nuevas. Se colaban entre ellos algunas caras conocidas de festivales pasados, pero en verdad eran pocas. Era claro que este grupo era nuevo, y por sobretodas las cosas, heterogeneo.

Solo compartiendo con los integrantes, durante el viaje, en el hotel, o antes de la presentación, me pude dar cuenta de lo heterogeneo que era esta nueva generación del Orfeón. Las edades de todos eran tan diversas, desde jovencitos de 17 años, pasando por adultos de 25 a 27 años, y los ya mayores de 30 en adelante hasta 50 y tantos años. No recuerdo una generación del orfeon tan híbrida como esa desde que yo formo parte de él.

Esas marcadas diferencias generacionales, ese registro tan amplio de edades, personalidades, mentalidades y gustos, reunidas en un mismo grupo formado con un mismo fin, fue algo que me llenó de emoción por los milagros que puede hacer la musica en la gente.

Las diferencias generacionales se marcaban a cada momento. Recuerdo del festival que los más antiguos del orfeon, cuando no había ensayo y todo era relajo, nos sentabamos por un lado regocijándonos en el chismorreo y hablando de cosas propias de nuestra edad, mientras los jovencitos del orfeon se hacía su propio grupo por otro lado hablando de sus cosas de chamitos. Mientras los viejos tomabamos bebidas poderosas como cerveza, "destornilladores" o "cocoloco" a cuenta del hotel, los chicos bebian refresco y cocada fría. Mientras nosotros paseabamos por el hotel criticando a quien se atravesara, los jovencitos se bañaban en la piscina jugando inocentemente, dando rienda suelta a su juventud. Eramos diferentes totalmente, pero estabamos unidos por la musica.



Es sorprendente lo cierto del refran que dice que la musica es el lenguaje universal.Y lo vi con mis propios ojos cuando esos grupos de personas tan diferentes, al momento de cantar como un orfeon, se transformaron en las cuatro voces que al unísono dan belleza a una canción. Un Tenor de 17 años al lado de otro de 27, una Soprano de 24 al lado de una de 18, un Bajo de 19 al lado de otro de 30, una Contraalto de 17 al lado de otra de 50. Sin distinciones, sin diferencias, salvo las 4 voces de un solo corazon. Musica de ese corazón que nos llenó de vida y alegría por volver a ser lo que eramos.



miércoles, 7 de noviembre de 2007

Logros Chocados

Es una costumbre tipica del ser humano el no apreciar ciertas cosas que tiene o que le suceden hasta que simplemente las pierde o ya es demasiado tarde para darle el valor merecido. Muchos (y me incluyo) alguna vez no nos hemos sentido afortunados de lo que tenemos por el hecho de estar más pendientes de las vicisitudes y problemas de la vida, dejando pasar buenos momentos, grandes victorias, o tremendos golpes de suerte. La vida nos tira de todo, pero uno se afinca en mirar lo cruel y dificil de ella.


Es por ello que creo que dios a veces nos da lo que llaman "un toque técnico". Algo así como una "bajada de nube", ya sea para que sentemos cabeza y pisemos tierra, o simplemente para que apreciemos más lo que tenemos.



Hace algunas semanitas mi vehiculo nuevesito (5 meses) fue chocado violentamente por otro vehiculo en una interseccion de mi ciudad, la noche de un viernes de aroma en la que el licor obviamente arreciaba por las calles y en la que me encontraba llevando a unos compañeros de Orfeon a sus casas después de una presentación. El suceso: Atróz, el choque: Impresionante, consecuencias: Dos carros esguañangados, una jauria de malandros a punto de destrozar lo que quedaba de los carros en la via, y un viejo reclamando que el otro carro en el choque le habia roto una porqueria de cerca de a tres lochas. Lo demás, tramites burocráticos y una gran incomodidad por las molestias generadas en una noche que debía ser a juro de parranda.



A partir de ese día, el stress se adueño de mi persona y no podía dejar de pensar en que mi carro, mi adorado carro, que tanto me costó comprar y que tanto tiempo esperé, tenía todo el frente chocado. Desde que me lo dieron pasó por muchas cosas dificiles, lo violentaron y robaron su caucho de repuesto, le quebraron el parabrisas y ahora le sucedía esto. O sea, el asunto se sentía como una injusticia divina, como un castigo de los cielos; como un rayo caido de las nubes celestiales.... jajajaja que cursi, me da risa lo que escribo. Ok bien..., me sentía terriblemente castigado por lo que pasaba y no entendía porque ese carro habia tenido tan mala suerte de acabar así. Eso sin contar con las malas noticias que llegaron después. El choque se produjo en una fecha de octubre donde los talleres ya no aceptan carros ni buscan repuestos por la cercanía de las fiestas decembrinas, por ende, mi vehiculo tenia que quedarse chocado hasta el año que viene, sin repuestos. Mis golpes de pecho no se hicieron esperar.



Tenia que entonces buscar la manera de transportarme sin la comodidad de mi hermoso compacto. La unica opcion? mi viejo carro, Dodge Dart del 73 listo para moler las calles y con algunas fallas tipicas de auto viejo. Es chistoso cómo uno se acostumbra a lo bueno, que volver a tomar las riendas de mi dodge requirió un día de práctica para manejar barcos y cosas similares. La costumbre de andar siempre en aire acondicionado, suave manejo y frenos perfectos me jugó en contra y me afectó animicamente. El Dodge era mi carro de años pero queria a mi carro nuevo como estaba.



Decidi que si debía dar un paso atras, tenia que ser bien atras, por lo cual decidí hacer el recorrido de mi trabajo, al orfeon y hasta mi casa de la misma forma como lo hacía como cuando estudiaba. Hice algo asi como una terapia de si tengo dos manzanas, una madura y una verde, y debo comerme la verde, me como primero una podrida para así disfrutar más la verde.


Entonces tomé un bus, el más paupérrimo de todos, hasta el orfeon, de ahí, tomé el bus de la universidad hasta el Seguro Social que me dejo a tres cuadras de mi hogar, teniendo que caminar bajo una lluvia gruesa que me dejó sin ganas de volver a tomar bus y caminar por el resto de mi vida. Ahora si, el Dodge Dart fue gratamente bienvenido.


Pero los dias pasaban y cada vez que veia mi carro chocado en la casa me entraba una impotencia sobre lo que pude haber hecho para evitar ese choque. No dormí bien por dias pero un evento con el Orfeon en otra ciudad me ayudo a despejar la mente, a pensar y reflexionar sobre la suerte del carro y de mi persona en ese choque.


Recuerdo que segundos despues del impacto con el otro carro, me bajé del mio, y sin siquiera revisar mi integridad física, me paré en frente de mi auto a ver anonadado y en shock el daño que había sufrido. Increiblemente me apegue tanto a lo material que me olvidé de mismo. Ni siquiera me fije que los que iban acompañandome y los del otro carro se bajaron sanos y salvos igual que yo. Tampoco me percaté que la magnitud del choque era tanta y que por pocos centímetros no se volvió una colision mortal. Tambien a los días pude ver el daño que sufrieron los dos autos y me di cuenta que el mío no se llevó la peor parte. Estaba dañado, pero era recuperable con mas facilidad que el otro. Se revelaban ante mi todas esas cosas buenas que estaban inmersas dentro de eso malo que pasó. La suerte de no haber lastimado a nadie, la suerte que mi carro no estuviera tan mal del todo, la suerte de tener otro carro que me lleva y trae a pesar de todo.Pero sobre todas las cosas, la suerte de seguir viviendo.



Ahora veo a mi carrito y miro sus daños, pero primero me veo a mi y veo que Yo no tengo daños. Que no hay nada que reparar en mi GRACIAS A DIOS, y que lo material se repone con dinero, pero la vida no puede reponerse con nada.


Antes corria con mi carro, y le daba poco valor. Antes corria con mi vida y le daba poco valor. Creo que en un solo evento Dios me ha dado la señal que necesitaba.

Frases para el corazon

"El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir mas sencillamente por fuera"
Ernest Hemingway

"El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad"

Giovanni Papini

"Solo se ama lo que no se posee totalmente"

Marcel Proust/MAB

"El amor por la fuerza nada vale, la fuerza sin amor es energía gastada en vano"

Albert Einstein

"Amar a alguien es decirle: Jamás morirás pues en mi estarás"

JD/MAB

martes, 6 de noviembre de 2007

Reflexionar? Cuestion de tiempo



Un chamito de 14 años sale de su casa a jugar futbol desde las 1 pm (porque por supuesto, muchacho no es gente), y se encuentra con sus amigos en la cancha de futbol cercana a su casa. El gran partido dura casi 5 horas (más de 3 veces lo que los profesionales lo hacen), y es porque dentro de esa faena deportiva no se jugó solo uno, sino más de 4 partidos pequeños. El gran partido del que hablo se produce en la mente del chico, que cada vez que hacía un regate, una parada o un golazo, le brillaban los ojos y la emoción le invadían como si la caimanera que estaba jugando se tratase del choque entre Argentina y Brasil por la copa del mundo.


Culminado el super choque de titanes, el chico regresa a su casa, asqueroso hasta la cabeza, se quita la ropa y la lanza al tobo de ropa sucia que su madre dispuso para lavarle su "uniforme" en la noche. A bañarse, a comer, y luego a ver tele, quedandose dormido al final de la noche.


Sin pensar mucho en nada el chico ha disfrutado de ese día como nadie.


Esa actitud es muy normal verla en un jovencito de 12 a 15 años que solo piensa en darle rienda suelta a su imaginación y divertirse con ello. Pero algo que he visto en muchas personas adultas que he conocido es que aun pasan por la vida con la misma actitud de un niño que se jugó un partido de futbol y se fue a su casa. Son gentes que viven esa vida relajada de niño, como si nada en absoluto les preocupase y sin pensar en riesgos ni posibles tropiezos. Yo los llamo los "Homero Simpson" de la vida. Personas que al actuar no reflexionan sobre lo que hacen y simplemente hacen las cosas como a ver qué sale.


Reflexionar sobre lo que nos pasa y sobre lo que hacemos nos ayuda a crecer, nos permite ver los peligros, los pros y contras de nuestra forma de vivir y nos lleva por los caminos de la razón para actuar con madurez. Pero cómo aprendemos a reflexionar y realmente "observar" nuestra realidad sin solamente mirarla?. La respuesta a esa pregunta me eludió durante muchos años hasta que la obtuve de una persona muy cercana a mi.


Yo tengo un amigo que una buena parte de su vida se la pasó viviendo como ese Homero Simpson del que hablaba, haciendo un monton de cosas en la vida, desde las más normales hasta las más insolitas, y todo eso sin él comprender ni entender por qué rayos las hacía. Simplemente las hacía, e irónicamente, ese desdén por pensar y reflexionar lo hacía una persona más feliz y jovial. Tal cual como dice el dicho: "La ignoriancia es dicha" el amigo en cuestión vivió así hasta hace poco.


En un movimiento de sus decisiones no pensadas ni reflexionadas, mi amigo se fue a vivir con su novia (ahora esposa) a otra ciudad. Comenzó en ese momento su contacto con la realidad y conoció por primera vez la palabra reflexión. Al poco tiempo de vivir en pareja, mi amigo se dió cuenta que la vida pega y que lo que hacemos y nos pasa siempre tiene una razón de ser. Discutía mucho con ella y no se entendían a veces ni se soportaban. A veces sintió arrempentimiento de su decision, pero luego se retractó. Lo importante es que aprendió a reflexionar sobre su vida y sus decisiones. Hace poco nació su primer hijo de la relación con la mujer que le cambió la vida y lo convirtió en un ser humano más consciente.


Ahora ya mi amigo no es el mismo de antes. Ahora se preocupa por el futuro, reflexiona y piensa antes y después de actuar, porque ahora su hijo es su meta y objetivo. Tal vez no será tan libre y dichoso como cuando era ese Homero Simpson, pero es más maduro y está mas en contacto con su vida y su extrecha relación con el mundo. Cómo ha cambiado mi amigo.


Su historia me hizo dar cuenta de que se puede aprender a reflexionar. Que solo es cuestion de tiempo para que la vida misma nos enseñe a observar y no solo mirar, a escuchar y no solo oir. Porque es casi imposible durar mucho en este mundo viviendo sin pensar, sin entender, sin preocuparse, sin reflexionar. Aun existen personas que viven de esa forma, pero la mayoria de ellas no pasa de una sala de billar o una tasca, donde dejan sus ingresos del trabajo para luego volver a empezar su circulo de ganancia y despilfarro despreocupado y desinteresado.